Los coches eléctricos pueden representar un punto de inflexión

Por Finproyectos @FinProyectos

La sociedad industrial depende fuertemente del uso de combustibles fósiles. Ese ha sido claramente el problema que ha llevado al deterioro del medio ambiente que está llevando como resultado hoy en día el cambio de clima a escala global. Llega un punto en el que la degradación del medio natural es tal que resulta innegable. El verano que acabamos de terminar ha sido el más caluroso desde que se registran las temperaturas de forma regular y continua. El calor intenso es algo que todos podemos sentir y es difícil mirar hacia otro lado.

Sin embargo, podemos leer y encontrar tantas cosas contradictorias y diferentes en torno a la idea de proteger al medio ambiente, y por otro lado hay tanto que se dice, que se propone, que una gran proporción de la sociedad parece estar anestesiada y ya no se interesa por este tema, simplemente porque sienten que se ha repetido hasta el cansancio.

Todo ello no hace menos cierto el hecho de que la sociedad perdió en algún momento la conexión que históricamente había tenido con la naturaleza y ha abusado del fabuloso recurso que constituyen los combustibles fósiles. Electricidad, calor y movimiento. Fábricas y aviones. En algún punto de finales del siglo XX y principios del siglo XXI cualquier tipo de energía había sido parcialmente producida por la combustión de algún derivado del petróleo, a pesar de que como sociedad ya estábamos al corriente de que este recurso es de vida limitada, se ha seguido utilizando de forma casi indiscriminada. Eso sin contar con el impacto negativo que el seguir quemando petróleo y sus derivados ha tenido y ha seguido teniendo en el aire, la tierra y el agua del planeta.

Un elemento positivo de que se hable tanto al respecto es que se han comenzado a buscar alternativas para corregir la ruta desastrosa que nuestro uso de los recursos parece haber tomado. Se ha iniciado la discusión pública e institucional sobre la eficiencia energética, se ha reflexionado sobre a cuántos niveles hay que modificar hábitos sociales y técnicas de producción. Instituciones públicas y gubernamentales han tomado cartas buscando la eficiencia energética y modificando, sobre todo en los países más industrializados, la forma en que consumimos los recursos energéticos.

Dentro de estas iniciativas tecnológicas se destaca por la gran cantidad de información que hay al respecto la de los automóviles y autobuses eléctricos. Si se toma en cuenta que la energía eléctrica puede producirse de forma limpia y sostenible (aunque no siempre se haga), es una opción bastante interesante y práctica.

Tanto es así que empresas de todo tipo apuestan por beneficiarse de esta energía limpia y del potencial que tiene en el futuro para desbancar, aún si es paulatinamente, al uso de combustibles fósiles. Empresas como Endesa, dirigida por Borja Prado, ven una veta interesante instalando postes de carga ultrarápida para autobuses eléctricos. Otras empresas como Toyota, eligen presentar automóviles mixtos y eléctricos cada vez más estéticos y accesibles. Todos estos esfuerzos empresariales nos hacen preguntarnos si los vehículos eléctricos podrán ser el elemento definitorio que haga que la balanza se incline en favor de energías más limpias y renovables. Sólo el futuro lo dirá.