Europa y Estados Unidos se disputan la normalización de un enchufe universal
Si los promotores del coche eléctrico pudieran elegir un modelo de implantación de negocio a imitar, ése sería el de la telefonía móvil.
Gracias a un desarrollo espectacular de la infraestructura de antenas y de los terminales, un nuevo mercado se multiplicó de forma exponencial en apenas 10 años, abriendo un mundo de tarifas y servicios al cliente y llevando a estas compañías a la élite mundial.
Es cierto que el modelo incluiría el estallido de la burbuja de las telecos a comienzos de la década de 2000, algo a lo que se arriesgan. Donde no quieren repetir errores es en algo tan simple y absurdo como es el cargador de los teléfonos.
Sólo a partir del 1 de enero de 2012 -casi 20 años después de su aparición- todos los móviles vendrán equipados con un cargador de batería universal, independientemente del modelo y la marca. Los más de 50 cargadores de móviles que existen actualmente representan un quebradero de cabeza para los usuarios que se quedan sin batería y tienen un modelo de terminal incompatible con el de sus compañeros de oficina.
Pero no es lo mismo quedarse sin teléfono por no cargar a tiempo que tirado en la carretera. Por eso, si una cosa está clara para todos los fabricantes de coches y todas las compañías que quieren recargar los nuevos vehículos eléctricos es que su éxito depende de acordar un único enchufe. Un cargador que, ya de paso, no sirva sólo para llenar de electricidad la batería, sino también para identificar al cliente y comunicarse con él y con su banco.
«Como mínimo en Europa, hace falta un modelo estándar que permita cargar en todas las instalaciones públicas con una facturacion automática y fácil, igual que pasa con el roaming de los móviles», explica el responsable de desarrollo de la versión eléctrica de Smart, Peter Moos.
Desde hace más de un año, ingenieros de Audi, Fiat, Renault, Ford Mitsubishi, Toyota… por un lado y EDF, Endesa, E-On, Enel, EDP, RWE… por otro, tratan de llegar a un acuerdo para crear ese modelo, que en los próximos meses presentarán a la Comisión Eléctrica Internacional (IEC) para que lo apruebe como el cargador único. Ganarse esta condición exigirá que sea versátil (para cargas monofásicas y trifásicas), seguro, fiable e inteligente. Además, deberá estar libre de derechos de propiedad industrial. Mennekes, una compañía alemana está en primera línea para lograrlo.
¿Demasiado bonito para ser verdad? Sí. Paralelamente, en Estados Unidos, General Motors, Chrysler, Ford, Tesla, Honda, Toyota y Nissan apoyan una propuesta alternativa lanzada por la Society of Automotive Engineers (SAE).
«No habrá riesgo para la implantación del coche eléctrico siempre que haya un estándar continental. No hay grandes intereses económicos en juego, esta competencia es una cuestión de prestigio profesional de los ingenieros, de plantar una bandera en un territorio nuevo más que de ganar dinero», explica el responsable de Tecnología e Innovación de Endesa, Jorge Sánchez Cifuentes.
Para este experto en el desarrollo de infraestructura en el coche eléctrico, la ventaja de la propuesta europea es básicamente su versatilidad. «A medida que el coche eléctrico avance en su implantación habrá distintos tipos de coches: utilitarios, berlinas, familiares, comerciales… lo que queremos es tener un mismo tipo de enchufe que permita distintos estándares de carga».
El interés de las compañías va más allá de que los conductores pierdan el miedo a no encontrar enchufe para su batería. A través de él, los fabricantes de coches podrán vender telediagnósticos del estado del coche. Para las eléctricas, por ejemplo, del cargador depende encontrar un mundo nuevo en su negocio.
La batería de un cliente será un valioso almacén de electricidad al que acudir para comprar energía a precios mejores que los de los competidores y después revenderla. Para eso, el nuevo enchufe deberá ser capaz de transimitir electricidad en dos direcciones. «Una empresa con una flota de unos 1.000 vehículos de 15KW, puede generar así ingresos de varios millones de euros devolviendo energía a la red», opina José Luis Sancho, socio responsable de Automoción de Accenture.
Fuente: El Mundo