Algunos colibríes, como la rufa chispita (Selasphorus rufus), pueden parecer pequeñas y regordetas criaturas aladas; y aunque estas diminutas aves tienen cierta inclinación por las flores ricas en sacarosa, en el mundo aéreo el sobrepeso es mucho menos conveniente que en el mundo terrestre. Si su gusto por la comida hedonística se tornara desmedido –como en los ratones- los colibríes podrían pagar las consecuencias de ello con peligrosos y agobiantes vuelos al ras del suelo.
Rufa chispita. Fotografía de Dean E. Biggins. En el mundo de los colibríes, las flores son un elemento cambiante: hoy hay ricas y muy azucaradas flores y mañana pueden encontrar otras que no lo son tanto. En aras de la supervivencia es entonces menester detectar los cambios en la calidad del néctar de las flores.Con un metabolismo acelerado y una necesidad de mantener la línea, los colibríes tienen que tomar decisiones respecto a sus visitas a las coloridas y cambiantes flores. ¿Qué información tienen estos animalitos para decidir cuánto néctar tomar? Estas aves gourmet reconocen bien una flor rica en azúcar cuando la prueban y, por el otro, sus barrigas llenas les confirman cuando -en efecto- las flores que libaron fueron ricas en el apetitoso disacárido.Barriga llena, corazón contento. Fotografía de Joe Burgess Sin embargo, si un grupo de rufas chispita acostumbradas a flores altamente azucaradas encontraran de pronto flores menos ricas en azúcar estas aves podrían –a riesgo de subir de peso- no consumir menos néctar después del primer par de tomas. Pero tampoco consumirían más néctar en el caso contrario. Aunque gourmets preocupados por la línea, los colibríes podrían esperar a cambiar sus hábitos después de un par de visitas si se vieran enfrentados a un cambio en el nivel de azúcar de las flores. Es posible que necesiten estar seguros del cambio para entonces tomar más o menos néctar. Sus decisiones respecto a cuánto néctar consumir parecen estar cuidadosamente basadas en lo que sus sentidos y sus barrigas les indican. Por lo tanto, pese a su pachona apariencia estos animalitos no son los glotones que uno pudiera imaginar. Su redondez es más el resultado de un plumaje esponjado que de sobrepeso aviar.Artículo de referencia: |
Ida Bacon, T. Andrew Hurly, & Susan D. Healy (2011). Hummingbirds choose not to rely on good taste: information use during foraging Behavioral Ecology, 22, 471-477 : 10.1093/beheco/arr002