Estamos en la época de los colmos.
En casa de las de Pebete, todas las noches hay colmos. Yo voy allí por lo económica que me sale la velada, pero apenas entro, Rosita, la mayor de las niñas, me ataja el paso diciendo:
-Tengo un colmo, don Pepito.
-Ya lo creo y, por mi salud, que me la comía a usted con colmo.
-No sea usted glotón don Pepito.
-Vamos, ¿qué colmo es ese?
-Son varios. ¿Cuál es el colmo de un borracho?
-Empalmarla.
-¡Quiá, hombre! "Beber el vino en Cuba".
-Caramba, es verdad.
-Y el de un bañista?
-¡Vaya usted a saber!
-"Bañarse en Rioseco".
-También es verdad.
-¿Y el de la burla?
-¿Tomarle a usted el pelo?
-No señor, "dejar a un chato con un palmo de narices".
-Mucho, mucho¡
-¿Y el del miedo en un jugador?
-¿Irse por no verlas venir?
-¡Tampoco! "Salir con el caballo y quedar plantado".
-Hija, por dios, eso será más bien el colmo de la equitación.
-¿Y el de la afición a un oficio?
-¡Qué sé yo!
-"Torear el marino en Naval... carnero".
-Pues diga usted aque está llena de colmos.
-Carola tiene también algunos.
-¡Caramba! ¿También Carola?... Vaya, oigamos los de Carola.
Y la menor de las niñas sueltan los suyos.
-¿Cuál es el colmo de la precaución en un navegante?
-¿Andar siempre a dos velas?
-No señor: "adelgazar para pasar el estrecho".
-¡Por Dios, Carola!
-¿Y lo natural en un bañista?
-¡Toma!, tirarse al agua.
-Nada de eso. "Darse una docena de baños y quedarse tan frescos".
-Naturalmente.
-Vamos a ver, don Pepito: ¿en qué se parece una máscara a la guardia civil?
-Como usted no me lo diga...
-"En que dá cargas".
-¡Qué atrocidad!.
-¿Y el hilo al tren?
-¿En que corre?
-No señor, en que "entra en agujas".
-¡¡Muy fino, muy fino!!
-Otro. Una señora entra en el teatro y se sienta entre un capitán de caballería y un arquitecto. ¿Por qué está en peligro?
-¿Por qué?, ¿Por qué?
-Porque está entre la espada y la pared.
-¡Carolita, que me voy...!
-¿Cuál es el papel más fuerte en el Teatro?
-Ese sí que lo sé: el papel de barba.
-¿Y en qué se parece un gazpacho a un sombrero?
-¿En qué se han de parecer? ¡En nada!.
-Pues sí señor: se parece en que el gazpacho tiene cebolla y el sombrero también se bolla.
No quise escuchar más, cogí mi sombrero sin bollar y me lancé a la calle.
Zaragüeta
Cádiz por dentro, num 98
15 de Abril de 1912