Los comienzos

Por Belen
Los comienzos nunca son sencillos, al menos para Rayo no lo son. Más que los comienzos, los cambios. Todo lo que sea cambio implica nervios, inquietud y miedo. Va en su personalidad, en su modo de ser, no lo puede evitar. Llevaba unos días anticipando mucha tensión por el inicio del curso. Y eso a pesar de que tenía todo muy claro. ¡Cómo se notan los 6 años! Pero había una mezcla de ilusión e inseguridad que el primer día pasó factura. Y aún así he visto muchos cambios entre el inicio de curso del año pasado y este.
El primer día fue duro, enfrentarse a todas las novedades fue difícil para él pero salió airoso de esta primera prueba. Comprobó por sí mismo que todo estaba en su sitio, que se sentía bien y lo más importante, ¡que le gustaba! Pero esa intensidad pasó factura por la tarde. Le veía muy flojito, y no pudo seguir su ritmo habitual. A las 9 caía roto de cansancio para dormir profundamente once horas del tirón. 
Los segundos días, por norma general, son los realmente duros. Esto sucede mucho en los ciclos de Infantil, y más en el primer curso. El primer día van un poco sin saber, pero el segundo ya saben a lo que se han de enfrentar y tras pasar un primer día bueno o sin pena ni gloria.... los papás y mamás asisten desesperados a un llanto desconsolado o a una negativa a entrar en el aula en esa segunda jornada de adaptación. ¡¡Tranquilidad!! Es muy normal. Con mucho amor, paciencia y comprensión, ese miedo deja paso a una situación de mayor calma. Es duro, lo sé bien, pero pasa y los niños pronto se acostumbran a los nuevos compañeros y a la clase, y dejan atrás esos primeros momentos de angustia. 
Por todo ello el segundo día yo sí tenía mis mariposas en el estómago. No sabía si Rayo estaría dispuesto a enfrentarse a todo el cambio de nuevo con una sonrisa. Despertó contento, descansado y con mucho ánimo. Buscó su pelota para la hora del recreo y se vistió deprisa. Aunque el desayuno no quisiera entrar, se mostró muy colaborativo y entró feliz. 
Y hoy he podido confirmar que nada de esto es un espejismo. Se ha levantado sonriendo, con un buen humor excelente, por fin ha desayudado como siempre y hemos ido al colegio charlando sobre sus asignaturas, sobre el nuevo profesor, la nueva clase de educación física.... Le gusta sentirse mayor, le gusta tener mesa propia en clase, le gusta tener horario, ¡le gusta Primaria!
Y viendo como él va asumiendo la entrada en esta nueva etapa yo me siento tranquila y confiada. Está siendo una vuelta a la rutina brusca pero muy placentera para todos en casa. 
Y por supuesto la vuelta a las clases trae los problemas de siempre: padres en el cole que se quejan desde el primer día, críticas poco constructivas, poco afán de colaboración con el colegio, lo habitual vamos. El inicio está siendo durillo, no por el centro que poca culpa tiene, sino porque los manidos recortes están pasando factura. Algunos profesores aún no han llegado, lo cual implica que algunas clases no pueden comenzar su rutina. Y todo el engranaje se resiente.
Nosotros hemos tenido suerte, ya tenemos al tutor asignado. A Rayo le gusta, y yo tengo que comprobar que ese empeño y dedicación que aparenta es la que a mi me gusta ;) Ya sabéis que en estos temas soy exigente. 
Y para no extenderme, dejo para mañana hablaros de la distribución de asignaturas que tenemos este año y mi opinión al respecto. 
¿Cómo está siendo la adaptación al colegio de vuestros hijos? Y vosotros, ¿cómo lo estáis llevando?