Los conciertos del Vicente Calderón

Por David Gallardo @mercadeopop

Muy pocas cosas me gustaban más que mis conciertos en el Vicente Calderón. Y cada año que pasa esta sensación se degenera y va a peor. Es que molaban muchísimo.

Mientras a otros les contaban cuentos de Caperucita por las noches, yo recuerdo cuando mi hermano vino de ver a Pink Floyd y me contó todo según le salía. Yo debería estar dormido, pero atendía.

Lo que te cuentan mientras te haces el dormido pasa a ser parte de ti. Porque recuerdas ese instante. Y en ese instante decidí que quería ir a todos los conciertos que hubiera en el Vicente Calderón. Encontré la manera.

Mi hermano mayor, mi elder brother behind the counter in a small town, pagó las 3.900 pelas. Y me llevó de la manita a cambiarme la vida. No es ilógico que considere al ZOO TV la mejor gira de la historia. Es que la viví. Recuerdo estar rodeados de banderas blancas aún, y una del War muy bonita. Esa sensación de estar viviendo. Estar viviendo.

Por entonces no hacía crónicas, pero de alguna manera las ideaba. Lo primero que tuvo en su ser Mercadeo Pop fue aquello mismo. Y la crónica está pues por aquí, con recortes de prensa y un porrón de movidas que guardaba antaño.

GUNS N' ROSES: 1993

Pues mes y medio después, de nuevo el elder pagó otras 4.000 pelas de la época. Y yo es que era totalmente de U2 y Guns n' Roses con los catorce años que tenía. Y en semanas me colmé. Eso es espectacular. Eso no vale ni 3.900 ni 4.000 pelas. Es que eso le da sentido absolutamente a todo. Eso es, literalmente, invertir.

No salió mal del todo aquella inversión, pues estamos aquí ahora comentándolo. Y en su momento lo cometamos también por aquí en otro post con los recortes de prensa que puede acaparar. Los tengo escaneados y en una bolsa también todos.

Ya para entonces tenía mi propio dinero. La evolución natural. En una noche adolescente loca me rompí los nudillos, de manera que fui con una escayola con la bandera de Irlanda pintada con ceras Manley.

Decir que Popmart fue apabullante es quedarse muy lejos de la verdad. Muy corto. Decir que Mercadeo Pop es mi traducción de Popmart es no mentir ni en una maldita letra. Tal fue el impacto, tal es mi sumisión, para nada disimulada ni disimulable.

THE ROLLING STONES: 2003

Ya entonces nos decían que los Rolling Stones eran viejos, aunque si tenían casi veinte años menos, eran cincuentones. Y se marcaron un bolazo pues estupendo, la verdad.

No fue el emblemático de 1982 bajo la lluvia, cuando casi se les cae todo encima. Pero estuvo estupendo porque cuando se te pasea Mick Jagger en la puta cara sabes que has dado con un tipo de sensación muy particular. Es solo rocanrol.

Les vimos en Barcelona cuatro días antes. Pero uno no puede permitir que U2 venga a la ciudad y no presentar sus respetos. De manera que a las ocho de la mañana andaba ya por los mentideros del Calderón. El bar aquel, El Doblete, me gustaba mil.

Me gusta cuando esta nuestra ciudad se vuelca. Se pone del revés. Yo creo que aquel día perdido de agosto ocurrió justo eso. Salir del metro ya sea en Marqués de Vadillo o Pirámides y que todo sea U2 es algo que me vuela la cabeza.

THE ROLLING STONES: 2007

No llenaron. Lo recuerdo perfectamente porque repartieron entradas entre la prensa para hacer un poco de bulto. Así fui, de hecho. No ocurre nunca que te llamen, sin tú pedirlo, para hacerte semejante proposición indecente. Así que dices sí.

Una noche de primavera fabulosa, con Jet y Loquillo de teloneros. Sonaron todos y cada uno de los hits y la gente salió mucho más feliz de lo que ya de por sí entró. Eso también lo contamos por aquí, ya en vivo porque ya funcionábamos.

No hay estadio que pueda soportar la electricidad que genera AC/DC. Salvo el Vicente Calderón. Porque una vez superada la aluminosis, ya iba a perdurar para siempre. Aunque lo derribaran por intereses económicos e inmobiliarios.

Aquellos conciertos ocurrieron. El Vicente Calderón vive, la lucha sigue. Fui pizzero en los noventa en sus entrañas. Es la puerta de entrada a casa, a Carabanchel. Cada noche de rock allí vivida es un motivo más para consolidar ciertas creencias. Con Angus Young a fuego siempre.

El conci de la pirámide. Por aquel entonces aún nos sorprendía la voracidad faraónica de Matthew Bellamy. Y con motivo, con motivo. Porque aquel escenario no era ni medio normal. Era un completo desfase.

Perdonad que no lo detalle en cada ocasión. Pero ahora me sale decir que los teloneros fueron los Editors. Menudo combo para una noche de junio terriblemente gris en Madrid. Esto, en su momento, os lo conté por aquí.

COLDPLAY: 2012

Jarreó insolentemente. Pero teníamos los chubasqueros y las ganas. Hicimos piña en los bares del Paseo de los Melancólicos, aquellos que tanto molaban. Como una unidad miliciana entramos al estadio sintiendo nuestro propio power.

Nos dieron los palitos de colores aquellos. Bueno, quedó bien. Coldplay eran el perfecto pop de estadio. Seguramente no te iban a cambiar la vida, pero quizás recordarías aquel día pasado un tiempo. Sí a lo segundo. Con cariño. La crónica ya la hicimos.

BON JOVI: 2013

Encadenar en 24 horas casi mil kilómetros y dos conciertos de Bruce Springsteen en Gijón y Bon Jovi en tu barrio . Eso ocurrió. Nosotros lo hicimos. Estuvimos dentro de semejante pelota de adrenalina.

Dos noches seguidas con los dos ídolos de New Jersey. Se rumoreó, de hecho, que Bruce saldría con Jon. No fue así. Estuvimos todos los que teníamos que estar, ergo, medio barrio. Lo cantamos todo, nos lo bebimos todo. Un fiestón importante.

Me bajé a un Viajes Halcón a por las entradas. No salían, no salían. Salieron. Y mientras iba todo ufano a trabajar, me llama Palo: que han sacado un segundo día, ¿compro? ¡Pero vamos a ver, claro! Así que hicimos doblete en la pista.

El primero, como era domingo, fuimos de aperitivo ya del tirón y nos comimos el Calderón. En plena hermandad del rock. El segundo, martes, pretendimos ir más de tranquis como para "verlo diferente". Volvimos al punto de partida porque con AC/DC es imposible no venirse arriba.

PAUL MCCARTNEY: 2016

Tampoco llenó. Por poco, pero no llenó. En cualquier caso, 50.000 personas cantando 'Hey Jude' es algo no ya digno de vivir, sino de compartir. Si nos obligaran a hacerlo en el cole, si estuviera ahí arriba Paul para cantarlo, el mundo sería mucho más bonito.

La sucesión de temazos que aconteció esa noche es directamente inenarrable. No tengo duda ninguna de que estudiarána los Beatles en los coles como nosotros estudiamos a Mozart o a Beethoven. Cuando te ves delante de un Beatle te preguntas un porrón de cosas sobre tu propia vida.

GUNS N' ROSES: 2017

Tuvieron que pasar 24 años. Pero ocurrió. Y por supuesto, estuvimos. Era ya una cuestión personal. Cuando los cerdos vuelen, que decía Toshack cuando entraba al Real Madrid. Bueno, pues volaron y Axl y Slash se reconciliaron.

Creo que este fue especialmente emocionante por eso. Por la espera. En el grupo nuestro íbamos como cincuenta, de verdad. Un concierto en el Vicente Calderón siempre fue reunión, más allá de música. Y en este caso en particular, la eclosión total. El desenlace final, con toda la tristeza que cabe imaginar. Volver al principio para, con suerte, comprender todo lo demás que significan los conciertos que nos cambiaron la vida en el Vicente Calderón.

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