Lo cierto es que luego se bajó con la firma que convocaron aquellas damas en la UNEAC. Y luego no firmó cuando la actriz María Luis Rubio fue golpeada en las afueras de su casa por su actitud disidente. Graves contradicciones para quien luego clama porque lo ha humillado un custodio de un edificio que no lo dejó acceder al recinto, según él, por el color de su piel, e intenta convocar a un escándalo nacional.
Por supuesto, me declaro totalmente opuesto a cualquier acto de discriminación racial, sexual, religiosa o de pensamientos sociales, culturales y políticos. Soy enemigo de cualquier abuso como el que cometen con las Damas de Blanco y los opositores en todo el archipiélago nacional. Sé es noble y justo de sentimientos para toda injusticia o ninguna, y mucho menos, para defender las causas personales.
Precisamente me encontraba en aquel lugar luego de haber ganado el premio nacional de la UNEAC en el género cuento y –por su temática basada en la guerra angolana– Abel Prieto me suplicaba llegar a un arreglo y yo sacara del libro cinco cuentos que consideraba muy críticos. “En mi mandato no he censurado a nadie”, me decía. Es decir, aquel acto no era una censura, pues me ofrecía un apartamento para que aceptara, lo que finalmente hice luego de recordarle su frase contra Fowler, temiendo que luego lo hiciera conmigo. Me lanzó el brazo por los hombros, política al fin, y riendo me aseguró que no lo volvería a hacer, una manera de reconocer su actitud negativa y humillante.
Quizás a Víctor Fowler no le haga falta mi apoyo desinteresado, pero –además de hacerlo por él– lo hago por una necesidad personal. Por asumir actitudes como esa, hoy me encuentro entre rejas.
Ángel Santiesteban-Prats
13 de abril de 2015
Prisión Unidad de Guardafronteras
La Habana