Releer El Padrino, de Mario Puzzo, además de ver las tres películas de Coppola, nos recuerda que los españoles, especialmente los catalanes, están dominados por algo parecido a los Corleone, cabecera de las cinco grandes familias sicilianas fácilmente identificables aquí con las siglas de los partidos políticos.
Véase estos días la conspiración de espías del PSC sobre CiU y el PP, contraespías, y las terribles amenazas de las que acusa su exnovia a Michael, uno de los hijos del Don Vito, Honorable Jordi Pujol.
Véase a esa familia con súbitas fortunas inmensas y el control económico de un territorio de 32.000 kilómetros cuadrados y 7,5 millones de habitantes ejercido, a más y Mas, a través de sus testaferros.
Qué gran película haría de nuevo Coppola con esas familias y sus ayudantes políticos que actúan como los racketeers de Chicago protegiendo negocios por una módica comisión de entre el tres y el veinte por ciento, o arruinando a quien no la pague.
La banda plantea la independencia del territorio, como hizo la Mafia con Sicilia. Se habría producido si no fuera porque otro mafioso italoamericano, Lucky Luciano, se alió con los estadounidenses para vencer a los nazis y evitar la secesión.
Bajo los Corleone tenemos grupos locales, diputados, alcaldes, y modelos Soprano como Oriol Junqueras, el Ecce Homo restaurado de Borja.
No falta Al Capone, que traía a Caruso, en este caso a Josep Carreras, a cantar en el Palau de la Música, mientras roban decenas de millones.
Que venga Clint Eastwood como Harry el Sucio con su Magnum a proteger a la chica, Maria Victoria Álvarez, que denunció a su ex pareja, Michael-Jordi Pujol Ferrusola, y por la que debemos seguir la saga de los Corleone independentistas catalanes.
Todo lo anterior, naturalmente, poniendo los presuntos que sean necesarios y sin afirmaciones taxativas, para evitar querellas, aunque haya algunas verdades incuestionables.
Las familias afectadas suelen ser peligrosas, como dice la señora Álvarez, que se siente perseguida, amenazada y aterrorizada.
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SALAS