Los cortos de la Seminci: Castilla y León en corto, una sesión de aciertos y fallos

Publicado el 25 octubre 2011 por Ruta42 @ruta42

Al igual que en años anteriores no podíamos dejar de pasar por Castilla y León en corto, una de las apuestas de Seminci por los trabajos realizados en la región (o por gente de la misma) y que siempre traen alguna sorpresa.
La noche empezó con una rápida presentación por parte de algunos de los realizadores, en la que agradecieron las ayudas y apoyos, a Seminci la oportunidad de proyectarlo en pantalla grande y al público la asistencia en la sala.
Pido perdón si fallo en el orden en que se pusieron.

El primero en verse fue “Despedida” de Andrea Fernández, nacida en Valladolid pero que lleva dos años viviendo en Lisboa y allí ha sido donde ha grabado su historia, la cual había contado prácticamente en su intervención con lo que poco dejó al público para sorprenderse. Tampoco lo hizo lo contado, o la ausencia de ello, ya que no pasaba de ser una serie de bonitas postales una detrás de otra, que probablemente para la directora estuvieran llenas de sentido y referencias pero que frente a la pantalla no parecía más que un libro de fotografías animado. No fue una gran labor de selección comenzar así, por suerte todo se arreglaría justo después.

Con “G” de Diego Puertas, protagonizado por José Luis Gil (bien situado por todos por el personaje de Juan Cuesta en televisión) que interpreta a un asesino que se dentro de una trama con un topo. En su propia organización no puede confiar en nadie, y tampoco ayuda que su suegra esté malmetiendo entre él y su esposa. Con esta trama se presentaba el que fue para mí realmente el inicio de la sesión, con una divertida narración y unos actores con muchas tablas detrás de ellos, lo que se notaba en la facilidad de meterse dentro de los personajes y conquistar al espectador con solo decir una frase. No sé lo que decidirá el jurado, pero si dependiera de mí este es el que se llevaría el premio.

“El Maná” de Juan Carrascal-Ynigo me dejó frío, no me produjo sensación alguna ni en un sentido ni en otro, y eso es lo peor que puede suceder con una historia, que no te transmita nada ya sea amor, odio o pasión, lo peor es que termine tu cabeza solo esté pensando en lo que sigue. Ambientando en Jeripa está protagonizado por Jorge Goméz y su familia, quienes nos cuentan su historia sobre el negocio que mantienen (una llantería-bar) que pretenden ampliar para convertirse en el primer casino de la zona.

Javier San Román presentó “Combatidos”, que se desarrolla durante batalla del Jarama contando la relación que se va formando entre un miliciano español y un brigadista inglés, que apenas habla nada de nuestro idioma, en el tiempo que pasan juntos. Lejos de ser el típico relato centrado en una guerra o sus consecuencias esta es solamente una presencia de fondo, el escenario en el que se desarrolla todo (igual que hizo Emilio Aragón en “Pájaros de papel”) pero no determinante en el argumento. Las actuaciones vertidas por Rodrigo Sáez de Heredia y Simon Cohen consiguen llegar hasta lo más profundo, atrapan y casi logran hacerte llorar con esa amistad que va surgiendo, con lo que están viviendo y esa dualidad que existe entre ellos ya que el primero solo ve lo absurdo del conflicto y el segundo lo heróico del mismo. Completan Tomás del Estal, el superior de los soldados, y la siempre bienvenida Eva Pallarés con un breve papel pero que ayuda a mostrar otro ángulo más del suceso.

El último corto fue “Picnic” de Gerardo Herrero. Este corto pretende ser una reflexión sobre la guerra y sus consecuencias (este sí), y para ello nos presenta a una joven familia que van de excursión al campo, pero el conflicto que hubo ha dejado minas antipersona en el terreno con la mala fortuna de que la madre, con su bebé en brazos, pisará una y si levante el pie morirá. La primera vez que estuve ante este trabajo no me gustó y esta vez no ha sido distinta. Es cierto que tiene una producción impecable, la fotografía está muy cuidada y la voz del narrador muy acertada con la historia que se cuenta, pero es precisamente en la presentación en lo que se falla. El crear tensión desde un comienzo, antes de hacer que sintamos algún cariño por los personajes, no logra que nos importe lo que va a suceder a los protagonistas haciendo que sea una fábula vacía.
Los cortometrajes en Seminci son siempre una apuesta segura, al menos en estos pases colectivos. Si bien es imposible que todos gusten o te transmitan de igual manera, pero suelen estar elegidos con buen criterio y calidad teniendo así asegurada una hora y pico que valdrá la pena pasar en la butaca.