El triunfo de Mursi es el del islamismo y con ello llega el temor de una minoría cristiana ya de por sí maltratada y discriminada en Egipto. Pero en su primer discurso el flamante vencedor insistió en que no haría distinciones entre "musulmanes y cristianos, hombres y mujeres" ya que considera que "todos son iguales ante la ley"Esta declaración de intenciones ha sido vista por los cristianos, sin embargo, como un canto de sirena o, como dicen ellos mismos, sólo son "bonitas palabras" que consideran que no encierran la verdad de lo que será su futuro.
Los cristianos coptos, "inseguros" Así lo ve el padre Greiche Rafiq, portavoz de la Iglesia Católica en Egipto. En una entrevista en la agencia Asia News, ha afirmado que los cristianos están "inseguros" con la victoria del islamista Mursi y que las "bonitas palabras" que les dirigió se tienen que transformar en "hechos". Y es que los cristianos han sido víctimas de numerosos ataques de los islamistas, que se recrudecieron aún más tras la denominada "primavera árabe" que precedió a la caída de Mubarak. El sacerdote católico considera que los Hermanos Musulmanes nunca han tratado bien a los cristianos y que éstos son partidarios de implantar la temida sharia, paso previo de la islamización de Egipto, que se traduciría en la sociedad en aspectos tales como la forma de vestir, en el trabajo y en las tradiciones". Por ello, destaca la "inseguridad" de esta minoría. De la misma manera se ha manifestado el jesuita egipcio, Khalil Shamir, que en declaraciones a Radio Vaticano, insistió en el temor que los cristianos coptos tienen a la instauración de la sharia. Muy crítico con los Hermanos Musulmanes afirma que el hecho de que éstos llevaran días anunciando su victoria "indica la voluntad de no respetar las leyes".
El voto anti-islámico Sin embargo, Shamir destaca que los coptos han tomado plena conciencia de su situación. "Es positivo que, a diferencia de lo que sucede normalmente, en esta votación para las presidenciales los coptos hayan ejercido su derecho de forma amplia. Significa que ahora los cristianos se sienten finalmente ciudadanos, parte en las decisiones del pueblo egipcio. Su voto, sobre todo por el ex primer ministro Shafiq, fue claramente anti-islámico. Los coptos temen que se refuerce el artículo 2 de la Constitución, que afirma que la sharia es el fundamento de la legislación. Mientras tanto, la Coalición de Coptos de Egipto ha instado a Mursi que garantice una igualdad real entre los egipcios eliminando todo tipo de discriminación contra las minorías, especialmente la cristiana, y las mujeres. Si no cumple con sus promesas anuncian que no le obedecerán. Ser cristiano en Egipto Ser copto en Egipto es ser, en muchos casos, un ciudadano de segunda. Una persona discriminada por no ser musulmán y todo ello a pesar de que los coptos son la verdadera esencia del país, los realmente oriundos del país.
El término copto deriva de la palabra griega aigyptios (egipcio) transformado en gipt y después en gibt. Es por tanto justo asegurar que hablar de copto es decir egipcio. Sin embargo, la invasión árabe y la imposición del islam fue relegando a un segundo plano a una Iglesia fundada por el propio evangelista San Marcos en el siglo I. Actualmente los coptos viven dispersos por todo Egipto y representan una minoría del 10 por ciento del país. Los propios coptos aseguran ser 11 millones en todo el estado, mientras que las autoridades lo rebajan hasta los 7 millones. Están presentes en pequeñas comunidades por todo el río Nilo y también en Alto Egipto, cerca de la nueva y cristiana patria de Sudán del Sur. También existen comunidades importantes en Alejandría y en el Cairo viejo. Una minoría históricamente discriminada Pese a las promesas del nuevo presidente islamista de preservar la igualdad de los egipcios, la práctica habla de que esa supuesta igualdad no ha existido nunca puesto que su situación se ha mantenido así durante los siglos en los que el islam ha regido el país. Como ejemplo valen las declaraciones de Yusef Sidhom, editor de Al Watani, a la BBC. "Se puede describir el problema como si fuéramos ciudadanos de segunda clase, dijo. Añadía también que "en las tres últimas décadas ha habido una serie de agravios que afectaron a los derechos ciudadanos coptos, en parte por una legislación desigual y por las actitudes oficiales opuestas a que seamos nominados en puestos ejecutivos del Estado o como candidatos en elecciones políticas". Esta discriminación se ve en la imposibilidad de los cristianos de acceder a determinados puestos de la administración y de la enseñanza así como a los problemas que encuentran para poder construir sus iglesias, lo que se contrapone con la situación del islam. Además, tradicionalmente el Ejército y el Gobierno se han mostrado muy permisivos con los ataques que los radicales islámicos han perpetrado contra los coptos y sus iglesias, incidentes que llegaron a su punto más álgido en 2011 con los graves enfrentamientos y la matanza de cristianos en varias ciudades.