"Este era su regalo para ellos, el pueblo, su país. Había depositado sobre el mundo una carga maravillosa. El terrible y fatigoso milagro de la vida eterna"
(Philip K. Dick en el relato "Algo para nosotros Temponautas")
De siempre me ha fascinado la idea de los viajes a través y en el tiempo y las paradojas en el mismo que éstas puedan ocasionar al inetrferir en él, ya sean abiertas (como sería aquella en la que uno viaja al pasado para asesinar a uno de sus antecesores imposibilitando así su propio nacimiento y por ende el asesinato que ha cometido y ha originado su no exitencia actual) o cerradas (más complejas que las anteriores si cabe y en las que el suceso o información circula cíclicamente sin saber bien por qué se originó ni por quien); de hecho, uno de los libros que más gastados tengo, y del que algún día daré buena cuenta en este blog, es una recopilación de Peter Haining y Miquel Barceló sobre relatos de dicha temática llamado "Cronopaisajes", así que cuando vi por primera vez "Los Cronocrímenes", no cupe en mi de gozo y es que con cada nuevo visionado (y ya van unos cuantos y en cada uno descubro nuevos matices) las incognitas que se nos despejan son muchas, las piezas encajan a la perfección, pero las que se nos crean nuevas son otras tantas... y es que nunca sabremos si Héctor, nuestro pobre protagonista, viaja en el tiempo para tratar de evitar que suceda todo cuanto sucede o si bien eso sucede porque el ha viajado en el tiempo, lo cual no hace sino más interesante aún si cabe el film en cuestión, o bien, por el contrario, al intentar poner remedio a todo, lo único que ha conseguido es empeorar más aún las cosas y verse inmerso en un "anillo o banda de Moebius o Möbius" para, tal vez, toda la eternidad.
Nacho Vigalondo consigue con esta, su brillante ópera prima, un deslumbrante debut (para mi éste, el de Balagueró y el de Fresnadillo han sido de lo mejor del cine patrio en años) en el complejo y complicado mundo del largometraje; "Los Cronocrímenes" se erige por méritos propios como un gran trabajo de ciencia-ficción hispana, con mad-doctor incluído, en un "hype" inteligente, original y calculado en el que todas las piezas encajan a la perfección y que nos hace albergar grandes esperanzas de que este director nos ofrezca otras buenas películas en tiempos, esperemos, no muy lejanos. El film es sencillo en cuanto a la forma de estar rodada, limpio, hecho con mucho amor y refleja los viajes en el tiempo con tal veracidad, sin alardes de intelectualismo pedante, que la hace creíble y honesta (en cierta medida me recordó a la interesante "Primer" de Shane Carruth, que también trata del tema de la máquina del tiempo y sus consecuencias con realismo), ya que a pesar de sus limitaciones técnicas y presupuestarias, es tal la entrega del equipo que la conforma, que uno sólo puede ver virtudes y aciertos en ella.
La historia (y no puedo evitar incluir spoilers en este párrafo), el juego, que Vigalondo nos propone comienza con un matrimonio en su casa del campo. Ella se marcha a comprar y él decide quedarse sentado en el jardín, prismáticos en mano, observando a una joven que se desnuda entre la maleza. Con cierto horror contempla cómo esta es asesinada por un ser misterioso que lleva la cabeza envuelta en una gasa de color rosa. No sin cierto halo de morbo, acude al lugar en el que ha visto a la chica, donde es atacado por la extraña figura. Con terror, huye despavorido entre los árboles, encontrando como único lugar para refugiarse una institución, con pintas de laboratorio científico, donde está trabajando un doctor. Este le indica, como único lugar posible para esconderse de quien le persigue, un extraño artefacto que resulta ser una máquina del tiempo que le llevará unas horas atrás, por lo que decide poner remedio a la muerte de la joven y no verse así metido en ese lío... y así dará comienzo una sucesión de situaciones en las que veremos que es imposible cambiar las cosas y que siempre cometeremos errores que nos llevarán, irremediablemente, hacia el mismo punto final que ya había ocurrido. Porque una duda nos asaltará al final de la película y es ¿cuándo empezó todo ese bucle temporal?, ¿cuál fue el momento exacto en el que Héctor se vió inmerso en esta locura?. ¿Héctor no salva a la chica porque es imposible salvarla o es imposible salvarla porque en un principio ya no pudo hacerlo?. Vigalondo se aleja del consabido causa-efecto múltiple para encerrar todo ello en la persona de Héctor ya que él es causa y efecto al mismo tiempo, no hay un desencadenante determinado para lo que ocurre (y si lo hay es desconocido para el protagonista y por obligación para nosotros), Nacho deja de lado que los saltos en el tiempo creen unviersos paralelos, sino que nos da una historia lineal, donde todo ocurre en la misma dimensión, sin baches, donde todo sucede del único modo posible en que puede suceder y Héctor se limita a cumplir lo que el ciego destino le tiene predeterminado.
Este artículo ha sido escrito por Crowley 2, que Crowley 1 ha estado unos días ausente y como a Crowley 3 no le apetecía hacer nada, Crowley 4 viajó en el tiempo unos meses atrás para dictarle al oído a Crowley 2 esta reseña que se escribió con el portatil de Crowley 5. Pero... ¿Crowley 2 ha escrito esta reseña porque Crowley 5 ha viajado en el tiempo a dictársela o Crowley 5 ha viajado en el tiempo porque Crowley 2 escribió esta reseña en el pasado?
"Yo sé de donde vengo yo...¿pero de donde habéis salido todos vosotros, zombies?"
(Robert A. Heinlein en el relato "Todos vosotros Zombies")