"Once Upon a Time" tiene como protagonistas a los personajes de los cuentos de toda la vida, con la peculiaridad de que se encuentran en un sitio donde nunca hay finales felices: el tiempo presente. La malvada reina (Lana Parrilla, a la que todos vamos a adorar) se vengó de Blancanieves (Ginnifer Goodwin) y el Príncipe Encantador (Josh Dallas) el día de su boda, amenzando con que el día del nacimiento de su hija les llevaría a su lugar favorito ("el lugar donde no hay finales felices"). Ayudados por Rumpletiltskin (Robert Carlyle), los recién casados consiguen salvar a su hija del hechizo. ¿Y quién es en la actualidad su hija Emma? Jennifer Morrison. ¿Y qué le ocurre a Emma? Que la noche de su cumpleaños recibe la visita de Henry (Jared Gilmore, que vivan los niños adorables), dándole una noticia inesperada: es el hijo al que dio en adopción al poco de nacer. Henry está obsesionado con que el pueblo en el que vive está habitado por personajes de cuentos que no saben que lo son. Y tiene toda la razón: su profesora es Blancanieves, su madre adoptiva es la Evil Queen, su psicólogo es Pepito Grillo, Caperucita y su abuela regentan el hostal del pueblo...y así un largo etcétera. De momento, Henry ha convencido a su madre para que se quede un par de días y ayudarle a que todos sus vecinos descubran sus verdaderas identidades. Lo que no sé es si seguiremos viviendo en las dos realidades o si nos quedaremos definitivamente en la actual.
Me ha recordado bastante a "The 10th Kingdom", miniserie con la que tengo obsesión. Me han gustado mucho esos detalles continuos que han tenido lugar en la actualidad en clara referencia al tiempo de los cuentos (esa alcaldesa ofreciendo sidra o mirándose en el espejo). Una sorpresa muy agradable, que ha triunfado en sus estreno (con un 3.9 en demos) y que esperemos nos dure mucho tiempo. De momento, ya sabemos que nuestra adoradísima Pam (Kristin Bauer) de "True Blood" aparecerá en el tercer capítulo ejerciendo de mala malérrima.