«Los cuentos de la abuela» | Relato de Carmelo Beltrán

Publicado el 14 octubre 2016 por Carmelo Carmelo Beltrán Martínez @CarBel1994

Si los recuerdos tienen poderes, a mí me están hechizando con su magia, con imágenes a color de momentos que no sé si viví, pero que por alguna razón se quedaron gravados en mi memoria. Nunca se me olvidará aquel día, sentado en la cama, sufriendo por las pesadilla que se empeñaban en abordar mis sueños, en robar el botín de mi descanso, en alumbrar las noches con instantes de pánico, que solo se podían salvar con las historias que solo ella conocía.

Mi abuela siempre fue un personaje desconocido, misterioso. Una incógnita de una vida, un paseo por la incertidumbre, un mar de preguntas que jamás quedaron respondidas y cuya oscuridad era capaz de iluminar las más oscuras experiencias. Aquella noche apareció en mi habitación. Era verano y como cualquier época estival que se preciase lo estaba pasando en su casa. Estoy completamente seguro de que dicha noche no grité, no exhalé ni una palabra, ni un sonido delatador, pues me había valido de mi fina sábana para protegerme de cualquier amenaza que se atreviese a acecharme, y aún así, ella acudió en mi ayuda.

Su voz era capaz de calmar al más terrible demonio y su sonrisa de despejar un cielo por el que se divierta una tempestad. Sus cuentos me removían por dentro y me daban ganas de imaginar. Ni siquiera me preguntó, ni siquiera se acercó a mi rostro, ni siquiera me destapó para poder mirarme a los ojos, sino que se bastó con introducir la mano bajo las sábanas y agarrar la mía con una seguridad por la que los fantasmas hubieran querido volver a recuperar su capacidad para ser tangibles.

Recuerdo perfectamente la historia que salió de sus labios. Era distinta, no era un cuento como a los que me tenía acostumbrado, no tenía moraleja ni presentaciones, ni nombres carismáticos para ninguno de sus personajes. Era la crónica de un escritor altivo, de un creativo inconformista, de un humano que quería romper romper las reglas del arte. Un hombre que buscaba crear música con sus letras, que soñaba con escribir partituras con sus experiencias y ser capaz de calmar las almas que en sus narraciones.

Era la historia de un escritor cualquiera, de un mago del papel, de un instante de magia en el que sus historias fluían a su vera, de segundos en los que todo era posible, de sueños que se formaban a su alrededor en forma de novelas, de sonrisas inacabadas por finales felices.

Conforme pasa el tiempo estoy cada vez más seguro de que no era un escritor cualquiera, de que no era ni siquiera un hombre, sino una mujer altanera, luchadora, capaz de esculpir la roca con la fuerza de sus letras, con una historia propia que nunca se pudo plasmar en papel, pues ni siquiera este era capaz de captar cada uno de sus matices.

Me encantaría encontrar el libro que me narrase los misterios de mi abuela, que me respondiera sus incógnitas y contuviera la fórmula mágica para surfear en su mar de preguntas. Quisiera abrazarlo para sacar a flor de piel nuestros recuerdos, acariciar su lomo como cuando me rozaba con sus manos mi mejilla y sellar en su interior todos sus secretos con una lágrima solidaria.

Quisiera encontrar ese libro y esconderlo para siempre en algún lugar donde nadie pueda hallarlo.

Carmelo Beltrán

@CarBel1994