Recorrer con los personajes el camino de una narración nos ayuda a dar sentido a nuestra propia vida y de paso a descubrir y sentir lo mismo que ellos. Su camino es nuestro camino, su vida y su sentir también son nuestros.
Por ello, es importante que comprendamos el poder de los cuentos para nuestro propio desarrollo, para nuestra propia evolución y crecimiento. Mucha veces, la reflexión completa la historia para incorporarla a nuestro modelo mental otras veces, es al contrario, la historia nos ayuda a ampliar o reconstruir nuestro mapa del mundo.
Con esta idea, nació el relato que hoy presento. Hho, es un muñeco de nieve, inmóvil en un punto perdido de una cordillera nevada. A su lado, un viejo abeto, clavado al suelo, le habla de algo que él no conoce, el mundo, el lugar donde está todo lo que hay. Al parecer, algo más grande que la grandiosa cordillera en la que viven. Hho, se muere de curiosidad, quiere saber más, quiere conocer el mundo. Pero Abeto le enfrenta a la realidad, los dos están clavados al suelo, no pueden moverse. Hho, protesta, se revela, pero sigue en el mismo sitio…
Así somos las personas, estamos clavados a nuestra historia, a nuestra forma de ser, a nuestro entorno. Solo podemos cambiar si rehacemos nuestro ser y dejamos el estar, a unos les impulsa la curiosidad, a otros la necesidad, otros permanecerán clavados a sus raíces.
Hho conseguirá su sueño, pero no será como espera. Es una historia que anima a los niños a descubrir y a los mayores inspirarse y a tomar conciencia de que crecer de verdad es transformarse.
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