Como quiera que estamos en Agosto y la mayor parte de la gente está de vacaciones es momento de actuar como dijo un periodista con motivo del cambio en una de las Leyes de la Constitución Española en este mismo mes, pero de 2011, con agosticidad. En aquella ocasión fueron dos políticos de talla mundial, a saber, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. El motivo es lo de menos, se trata de hacerlo en un momento donde no hay mucho ruido y la gente está más pendiente de la playa que de las cosas cotidianas, que bastante han de aguantar el resto del año.
Viene a colación porque un servidor ha recibido hoy -20 de Agosto de 2014-, una carta de su compañía te telecomunicaciones donde se me informa de unos cambios en la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Casi nada la frase. Después de explicarme que esto no afecta a mis condiciones en cuanto precio y servicio, sí debían pedir mi permiso para la utilización de mis datos personales para las empresas del mismo Grupo, con el fin de hacerme llegar ofertas comerciales conjuntas de cada una de ellas. Me puntualizan también que esta modificación no afecta a mis permisos actuales para el tratamiento de datos personales. Un alivio. En cualquier caso, hasta aquí todo normal.
Pero lo mejor llega al final. Me instan a NO AUTORIZAR DICHA CESIÓN si lo comunico antes de 30 días, a contar desde que recibí la carta, mediante una solicitud o Formulario de Autorización para el Tratamiento de Datos que... ¡encontraré en su web!. Y terminan la carta, eso sí, muy educadamente, despidiéndose y agradeciéndome la confianza depositada en ellos.
Para que yo lo entienda, me piden permiso -supuestamente-, pero en realidad no me lo piden, simplemente me están diciendo que VAN A USAR MIS DATOS PERSONALES para campañas comerciales y que si no estoy de acuerdo, LO COMUNIQUE. Puestos así, cualquier día me enviarán una factura con las cantidades a cobrar por los próximos diez años, cosa que harán si no digo lo contrario, obviamente.
¿No sería más lógico y honesto que simplemente me dijeran que SI NO DOY MI AUTORIZACIÓN NO van a utilizar mis datos personales?, es decir, si no reciben noticias mías en los siguientes 30 días no procederán a hacer uso de ellos. Sería lo correcto y ético, pero ese camino no es el que suelen tomar las grandes compañías, que ven a los usuarios como meros números con los que jugar a su antojo. ¿Cómo van a facilitarme el hecho de tener que molestarme en contestarles negativamente?, total, es mi tiempo el que se pierde, no el suyo. Pero está claro que actúan así porque no hay leyes que se lo impidan. Luego hemos de aguantar a toda esa clase de políticos ignorantes hablar sobre nuestra seguridad y que todo lo que hacen es por el bien nuestro.
Y claro está, si no contesto, procederán a llenar mi buzón de correos, tanto físico como electrónico y mi teléfono PRIVADO de mensajes comerciales, pero... como no he dicho lo contrario. Y si algún día me quejo, siempre podrán alegar que no les dije lo contrario. Imagino que todas esas personas que hayan recibido la carta y estén de vacaciones no dispondrán de esos 30 días de gracia. Esa es otra.
Para terminar, la empresa a la que hago mención en este Artículo es ONO.