A pesar de que la película está nominada a los Oscars en distintas categorías, no creemos que sea para tanto aunque sí tiene algunos detalles que la salvan de la mediocridad de la historia y de la forma de narrarla. Un final previsible, actuaciones planas y una frialdad increíble es lo que recibe el espectador tras ver esta película.
Que conste que George Clooney no nos parece un mal actor, los hay mucho peores, pero la historia que se nos narra no entra ni con calzador. Quizás sólo Hawai recibe el tratamiento merecido y se nos muestran tres islas de este archipiélago y varios parajes verdaderamente idílicos. Por lo demás no nos convencen ni los actores ni la historia.
Una mujer que tras un accidente está en coma y termina muriendo es el eje argumental. Clooney le da vida a un abogado que ahora tiene que hacer frente a la muerte de su mujer y a la educación de una hija adolescente bastante díscola a la que acompaña su hermana menor. Diálogos fuera de lugar, situaciones estúpidas y la revelación por parte de la adolescente a su padre de que su madre le fue infiel es lo único medio interesante que podemos encontrar en la cinta.
La búsqueda de la persona que le fue infiel con su mujer apenas dura diez minutos y el encuentro entre ambos hombres es patético. La resolución de la trama es muy pobre y el resultado es muy decepcionante. Si esto en vez de Clooney y en Hawai se hubiera filmado por un actor alemán en la Selva Negra nos la podrían haber puesto en Antena 3 un sábado a las siete de la tarde. Para olvidar.