Por Rebeca Martín.
El abuelo Pedro está malito y en muchas cosas que hace y dice es casi como un niño pequeño. Esa es una de las reflexiones de Óscar, el niño protagonista de este álbum ilustrado, frente a la enfermedad que sufre el anciano: alzheimer. Desde el punto de vista de Óscar se va construyendo un relato profundo pero simple, que intenta evidenciar de una forma divertida los problemas que provoca la enfermedad del abuelo: olvida palabras, confunde objetos y un día, ni siquiera supo acordarse del nombre de su nieto. Marta Zafrilla, la autora del texto, va enumerando con ternura y mucho humor los trucos que el niño, perfectamente consciente de que su abuelo sufre alzheimer, se va inventando para ayudarle a recordar o al menos a no seguir olvidando. Sus tarjetas con palabras o la mano que le ofrece siempre que Pedro se encuentra perdido, son partes fundamentales de la historia. Las ilustraciones corren a cargo de Miguel Ángel Díez. Sus característicos tonos ocres, verdes y azules suaves, como ya hizo en otros títulos de temática similar como Mi abuelo Simón lo sabe, transmiten una cercanía y un afecto, que enganchan al lector y le hacen partícipe de esta relación de apego entre abuelo y nieto. Miguel Ángel se caracteriza además por incluir un sinfín de detalles que le dan una gran profundidad al texto. Invita a mirar con curiosidad los segundos planos de sus ilustraciones, en un intento por seguir emocionándonos con lo que las palabras no llegan a contar pero nosotros si vemos. Este álbum ilustrado ha sido publicado por la editorial Cuento de Luz y está disponible tanto en castellano como en inglés.