Los destinos más envidiados

Dadas las fechas en que nos encontramos y que el jueves —día de nuestra querida lady Ira— comienzan los festivos de Semana Santa, todos nos encontramos soñando con determinados viajecitos. A la vez que pensamos... ¡maldita crisis!   Sin embargo, soñar es gratis, y dado que no puedo realizar un viaje que os dejaría a todos muertos de envidia, voy a enumerar entre los que me gustaría elegir si tuviera dinero para ello. Suelo —bueno, solía— dividir mis viajes en varias categorías.    Por un lado están los destinos paradisíacos. Sniff, suelen ser los más caros de todos, y sé que probablemente me muera sin llegar a ver nunca este lugar: Las islas Hawai. He perdido la cuenta de las horas de viaje que son pero, por lo que imagino, valen la pena.  

  Es la cuna del surf, de las faldas de hawaianas, de los collares de flores. Como reza su publicidad, "Ocho islas, mil maravillas". ¿Quién no ha querido ser Anne Heche en Seis Días, Siete Noches para que Harrison Ford la llevara en avión de isla en isla?   

   Por otro, están los destinos más aventureros. Uno de los que me muero por visitar es Petra, en Jordania. Aunque no sé la cantidad de dinero que puede costar llegar allí, creo que es un lugar un tanto peligroso.    Sin duda las imágenes que se nos presentan son todas maravillosas.     Esta segunda fotografía me recuerda mucho a una que se ve en la película, también de Harrison Ford, Indiana Jones y la Última Cruzada, —¿será fijación lo que tengo yo hoy con este hombre?—, porque no sé si sabéis que el templo en el que encuentran el Santo Grial es realmente el Tesoro de Petra, objeto de estas fotografías. 

    Y además están los viajes de turismo urbano. Es decir, lugares de asfalto, con gente, coches, edificios para visitar y cosas por el estilo. La ciudad a la que me gustaría escaparme en cuanto tuviera la oportunidad sería Chicago. 

   Y no, no es porque allí haya nacido Harrison Ford  hace ya muchos años —ains, si es que al final voy a tener que poner una foto de él, lo prometo—, es porque aunque Nueva York es más cosmopolita, para un arquitecto Chicago tiene un encanto especial. Es allí donde se levantan los primeros rascacielos, donde se experimenta con los primeros ascensores y los nuevos materiales a lo largo del siglo XIX —hablo de hormigón y estructuras metálicas—... y sí, allí se pueden ver muchos de los edificios de la etapa americana de Mies Van der Rohe —mi ídolo—. 

    Y dada que la coyuntura no anda para dispendios y que la vuelta a la cruda realidad es dura, me voy a tener que conformar con ir a ver las procesiones de la tierra de lady Soberbia, que al parecer son de las más bonitas de Galicia...    Eso si salen, porque parafraseando un chiste muy malo que escuché una vez.

—Vaya suerte, esta Semana Santa solo ha llovido una vez. 
—¿De veras? 
—Sí. Comenzó el domingo de Ramos, y no paró hasta el domingo de Resurrección.

   Pasadlo bien estos días, sed buenos aunque no visitéis unos destinos tan bonitos. Nos vemos el miércoles que viene.        ¡Feliz semana!

PD. Lo prometido es deuda.

¿No es adorable? ¿Cómo no se me iba a ir a mí la pinza?