¡Vamos al lío!
1. Agradecer, una clave.
Vamos corriendo por la rutina y a menudo, quejándonos. "Que si en el trabajo, tal", "que si mi familia, cual", "que si mira éste, lo que ha hecho...". Pero, ¿nos paramos a agradecer?Entiendo que son ejemplos un poco límites, pero nos permiten tomar conciencia de que a veces entramos en el bucle de la lamentación y perdemos perspectiva sobre lo que SÍ ESTÁ BIEN en nuestras vidas. Y agradecer lo que sí funciona es tan necesario como quejarse de lo que no.
No estoy diciendo que no tengamos derecho a desahogarnos, por supuesto que sí; lo que no es sano es instalarnos en ese enfoque porque hará que pesen las cosas desagradables, mucho más que las que marchan bien.
2. Valorar...otra.
Y de la mano del concepto de agradecer viene el de valorar. En la misma línea: a menudo vamos tan corriendo y sobredimensionamos tanto ciertas vivencias (es normal, tenemos emociones), que perdemos perspectiva del valor de las cosas, situaciones y personas.Y también del valor de lo que hacen los demás por nosotros.Así que tomarnos un rato a diario para agradecer y valorar (la comida que tomo y lo rica que está, lo bien que me siento tras una noche de sueño, la compañía y las risas que he disfrutado con tal persona)...influye mucho en tu percepción de la felicidad.