Los detalles que nos unen: caldo Aneto y Madresfera.

Por Lucy Chibimundo @chibimundo

Con todo lo que llevamos a las espaldas este 2020 en la comunidad de Madresfera, en colaboración con Aneto han convocado el Primer Certamen Literario Cuentos de Navidad de Caldo Aneto.

Me encanta contar historias así que me apetecía aprovechar esta oportunidad para participar y dar rienda suelta a mi creatividad con la excusa del caldo.

Se puede participar hasta el día 15 de Diciembre, en la web de Madresfera tienes todos los detalles por si te interesa. ¡Mucha suerte a todas las personas que decidan participar! Y muchas gracias a Aneto.

Los detalles que nos unen.

No puedo dejar de darle vueltas. Es algo que cada vez hago más y más, este año con excusa. Gracias coronavirus.

Primero el susto, luego el miedo y la cuarentena. Pasar de ver a gente todos los días a no vernos en semanas. Recuerdo aquellos días de asomarme por la ventana y no ver ni un alma por la calle con el corazón encogido.

Pero hemos ido aprendiendo. A sobrellevar la distancia, a vernos solo una parte de la cara, a reconocer sonrisas en los ojos.

Hablando con la familia hemos llegado a un acuerdo, esta vez la cena de Navidad la haremos por separado. A cambio nos veremos algún rato en el parque a distancia y con mascarillas… que nos sabrá a poco y nada. Pero es lo que hay.

En el grupo de whatsapp familiar tres cuartas de lo mismo. Somos muchos y eso de no habernos juntado en cumpleaños y celebraciones lo llevamos mal. Y ahora también las fiestas.

Empujo el carrito por el pasillo del supermercado con desgana. No es que salga mucho de casa y esta es una de esas salidas. Veo los calendarios de adviento, turrones, mazapanes… ¡hasta roscones! Navidad por todas partes y yo no sé muy bien cómo afrontar la recta final del 2020.

Giro y me meto por otro pasillo perdiendo de vista los dulces. Fruta, verdura, algo de pollo…

Entonces los veo todos tan bien ordenados por sabores. Un montón de briks de caldo. Sonrío para mis adentros recordando a mi madre que es de las de hacerlo casero y yo desde que probé el caldo de Aneto sigo prefiriendo el suyo pero es tan cómodo y está tan bueno.

Se me enciende la bombilla. ¿Y si…?

Días más tarde estoy dejando al peque en el cole cuando recibo la llamada. La primera de varias, seguramente, no conozco yo bien ni nada a mi familia.

—Dime mamá, ¿cómo estás?
—Bien, hija, bien… ¿qué es esto que me has mandado?
—No sé, ¿te ha llegado algo? —me hago un poco la tonta mientras sonrío abiertamente bajo la mascarilla.
—¡Una caja enorme que pesa una barbaridad! Un montón de caldos de tetrabrik… ¿Para qué quiero yo esto?
—Mamá… —titubeo un poco antes de seguir dudando de repente de si habrá sido buena idea— ¿qué es lo que cenamos siempre en Nochebuena?
—Sopa de estrellitas y lombarda.
—Este año me salto la lombarda pero la sopa de estrellitas no la perdono. Quiero que uses el que pone “Caldo de Navidad” para hacer la sopa ¿vale?
—Pero…

La corto antes de que empiece con su discurso de amor al caldo casero porque sé que esa batalla está perdida de antemano, tomo aire y le empiezo a contar mi idea:

—Mamá… siempre comemos todos juntos. La misma comida cada Nochebuena. Y este año no se puede así que he pensado que… podías hacer tu sopa de estrellas en casa con ese brik de caldo y yo hacer la mía con otro igual. Sé que es una ñoñería pero… ya sabes que ellos en la fábrica usan unas ollas gigantes y quizás tu caldo y el mío vienen de la misma olla. Quizás estemos tomando la misma sopa, aunque sea cada una en su casa.
—Hija…
—Le he mandado una caja igual a los demás. Podremos tomar la misma sopa todos, aunque estemos separados.

Me quedo en silencio esperando que me diga algo: que es una tontería, que soy una ñoña, que ella pasa… Pero la Navidad obra su magia y después de ahogar un sollozo, porque la conozco y sé que su voz un poco rota significa que se está tragando las lágrimas me dice:

—Voy a llamar a la tía para avisarla. Y le cuento el plan. Que ella llame al tío y pase el mensaje. Esta Nochebuena todos compartimos la cena aunque sea cada uno en su casa.

Me paro en medio de la calle con el móvil en la mano y algo extraño en el pecho. A pesar del frío que hace noto calorcito por dentro. Se me humedecen un poco los ojos porque esperaba tener que batallar un poco pero supongo que estamos todos igual de blanditos.

Me despido de mi madre y quedamos para hacer una video llamada cuando llegue el momento de poner a hacerse la sopa y charlar mientras se calienta el caldo lo suficiente para echar las estrellitas… como cada año.

Cada una en su casa pero compartiendo esos pequeños detalles que nos unen.

Gracias a Madresfera y Aneto por crear este Certamen Literario de Cuentos de Navidad. Mucha suerte a todas las personas que habéis participado y pase lo que pase ya sabéis:

Cuidaos mucho, lavaos las manos, poned distancia y usad mascarilla.