Los diálogos son esenciales para conducir una historia, para acercarnos al lector y, sobre todo, para hacer verosímiles a los personajes. Estos personajes se muestran fuera de sus acciones mediante el diálogo y eso hace que el lector asista a los hechos que acontecen.
Pero, a parte de esto, ¿para qué sirve un dialogo?
- Hacen avanzar la historia.
- Si una escena no hace avanzar la historia es que algo estamos haciendo mal. Cuando desplegamos un diálogo le estamos diciendo al lector que lo que está a punto de suceder es importante.
- Sirve para caracterizar a los personajes, para dotarlos de matices.
- Este punto ha de ser revelador, porque será lo que nos muestre cómo es realmente el personaje, ya sea por su vocabulario o por su tono al hablar. ¿Es sarcástico? ¿Es un bromista? ¿Es alegre? ¿Es pesimista? ¿U optimista?
- Nos muestra la evolución en la relación de los personajes.
- ¿Cuando nuestros personajes interactúan se llevan bien? ¿Querrían matarse el uno al otro? ¿O existe ese feeling irrefrenable?
- Puedes jugar con los diálogos y romper relaciones, así como puedes unir personajes que se acaban de conocer y que con el tiempo se sienten muy a gusto el uno al lado del otro.
- Aportan información sobre los escenarios o secuencias históricas.
- Para que un diálogo suene natural no hay que darlo todo masticado, es decir, si dan demasiada información dan lo que llamamos información para el lector.
- La información para el lector es uno de los errores más frecuentes que cometemos los autores noveles. Nos hace saltarnos la naturalidad del monólogo o del diálogo porque queremos dar más información de la que deberíamos.
- Por ejemplo. Imagina que un personaje pregunta por otro:
- —¿Qué tal está Emma?
- —Emma, la que estudió enfermería, vive ahora en Nueva York.
- Esto no es necesario, dado que el personaje que pregunta ya sabe quién es Emma. Sin embargo, el lector no lo sabe.
- Tampoco podemos romper la verosimilitud del diálogo escribiendo repetidas veces: ¿Recuerdas cuando…?
- Este es un buen sistema para demostrarle al lector que estos personajes se conocen con anterioridad, pero repetirlo demasiadas veces quedaría raro.
- Solamente es aceptable la repetición o la información que el otro personaje ya conoce si se utiliza un tono determinado, como podría ser:
- El tono de reproche.
- El tono irónico.
- El tono de alabanza.
- …
- Por ejemplo. Imagina que un personaje pregunta por otro:
- La información para el lector es uno de los errores más frecuentes que cometemos los autores noveles. Nos hace saltarnos la naturalidad del monólogo o del diálogo porque queremos dar más información de la que deberíamos.
- Para que un diálogo suene natural no hay que darlo todo masticado, es decir, si dan demasiada información dan lo que llamamos información para el lector.
- Aportan ritmo a la historia.
- Un diálogo ralentiza el tiempo de la historia pero agiliza el tiempo del relato/lectura. (Recuerda que esto lo vimos en El Tiempo Narrativo).
Para que un diálogo sea bueno:
- Debe producir una sensación de verosimilitud al lector.
- El personaje debe de tener voz propia y los demás una voz diferente.
- Ha de ser algo espontáneo, que el lector no lo vea como forzado o metido a calzador.
- Lo que dicen los personajes debe sonar natural, pero siempre creando una ilusión, un artificio. Si dotamos a los personajes de las misma frases que escuchamos día a día, si le prestamos un habla literal, el lector no lo creerá. Hay que escribirlas con cierto aire narrativo.
- Ha de ser necesario, no crearle falsas expectativas al lector.
- Hay que hacer aflorar un aspecto importante sobre la trama, se ha de ver la intención.
- La sorpresa es básica.
El guión más utilizado/aceptado para abrir diálogo es el guión largo “—”, no el corto “-“.
Ahora ya tienes las herramientas necesarias para dar rienda suelta a tus diálogos. ¡Espero que te haya servido de mucho!
Saludos,