Yo aconsejaría el experimento siguiente: ocúltese el micrófono debajo de un mueble cuando varias personas están conversando despreocupadamente y examínese el resultado, reloj en mano. Se verá con sorpresa que ningún tema de conversación se sostiene durante más de dos o tres minutos. Las palabras corren de la Ceca a la Meca, por mecanismos de asociación de ideas, en tránsitos que a veces no duran ni treinta segundos. Se pasa con vertiginosa rapidez de la enfermedad de un amigo a la exposición canina, al estreno de una obra, las carreras de caballos, al último libro leído, a las bellezas de la filatelia, a los amoríos de fulano, al suceso del día, a la compra ventajosa que se puede hacer en una tienda cercana… Pero no es todo; el lenguaje hablado procede por elipsis. Los interlocutores se entienden a medias palabras en virtud del mutuo conocimiento de ciertos tópicos.
Los diálogos novelísticos me horrorizan porque no corresponden a ninguna realidad.
Alejo Carpentier
Entrevistas, 1985
Foto de Don Budge, 1938