Pero desde los actores y las redes de turismo responsable sí tenemos algunas cosas claras, después de ya más de veinte años defendiendo un modelo de turismo diferente.
Sí creemos que para salir de la crisis se necesita un liderazgo compartido, que recalque la importancia de las personas, de sus valores y de su talento. Ésta es una industria basada en vernos, en tocarnos, en compartir emociones y momentos memorables.
Sí queremos que no pase como tras la crisis de 2008, cuando la necesidad de supervivencia hizo obviar durante mucho tiempo la necesidad de avanzar en la sostenibilidad y hacia la agenda 2030, y retrocedimos.
Sí avecinamos un posible escenario donde habrá una ventaja competitiva de los destinos domésticos y cercanos frente a los más lejanos.
Sí creemos que estamos ante un cambio de paradigma de la industria turística mundial ante este momento de incertidumbre, hacia un mayor papel de los valores y del propósito en las empresas turísticas, apoyándonos en los ODS.
Este cambio de paradigma nos obligará a innovar más deprisa de lo que teníamos previsto, para adaptarnos y sobrevivir en el nuevo escenario.
Así, mientras pasan estos días de exilio interior, podemos hacer algo.
Podemos aprovechar para incorporar nuevos conocimientos y herramientas que nos permitan ser más diferenciales y competitivos en el futuro; como profesional, como empresa y como destino.
Ésta es una oportunidad para que los profesionales, empresarios y emprendedores del sector del turismo responsable utilicemos todas las herramientas a nuestro alcance de inspiración y formación on line, para mejorar las competencias en la gestión de nuestros negocios, y especialmente en la promoción, comunicación y comercialización.
Es también una buena ocasión para poner de nuevo en marcha el lema "conocer para compartir, compartir para competir", donde las empresas y los profesionales del turismo responsable podemos compartir también de forma solidaria nuestro conocimiento y ponerlo al servicio de nuestros colegas, de nuestro sector, de nuestro destino.
No es momento de egos ni de largas discusiones conceptuales.
Creemos, a pesar del panorama actual, que el sector turístico y hostelero serán de los primeros sectores que inicien su recuperación tras esta crisis originada por la pandemia, igual que son los que han sufrido de forma más inmediata. Ya lo hemos hecho antes, en otros momentos muy difíciles.
Pero esta vez tendremos que tener en cuenta el gran cambio que tenemos que asumir como colectivo para poder responder al nuevo perfil del viajero/consumidor que demandará nuestros servicios, un perfil que sin duda responde a un visitante más comprometido, más consciente y con valores cada vez más alineados con la sostenibilidad. Pero seguramente también más cauto con sus distancias, menos ambicioso en sus expectativas, más limitado en su capacidad de gasto.
Creemos que en el escenario post-crisis más previsible, las dificultades iniciales para los viajes de larga distancia, los presupuestos más reducidos y la tendencia que ya existía en el mercado turístico hacia la vuelta a lo cercano y lo saludable, la cual se ha acelerado con esta crisis, coloca a los destinos de proximidad, rurales y de interior en una posición privilegiada.
Es un buen momento para reivindicar la España vaciada, la que ahora en medio de esta crisis también está pagando tantos años de olvido. Y no sólo en España, esta demanda podría ser extensiva a tantos y tantos destinos de interior de todo el mundo que guardan la esencia, la autenticidad de los lugares de verdad, lejos de los escenarios recreados sólo por y para el turismo. Sin duda, lo que quede del 2020, una vez se levanten las restricciones, sea cuando sea, será un año de apostar por los destinos nacionales en todos los países. Por apoyar al sector, por evitar desplazamientos, por confianza...
Quizás sea el momento de decir adiós al culto a la hipermovilidad, al low cost, a la falta de regulación en determinadas áreas del sector turístico, a la necesidad de que las cifras de llegada de viajeros sea cada año mayor en todos los destinos.
Aprovechemos este encierro para pensar, repensar y proponer nuevos productos de proximidad, más respetuosos con el clima, más amables con la comunidad local.
El planeta nos lo agradecerá, y nuestro sector saldrá fortalecido.