Revista Coaching

'Los dictadores siempre temen a los poetas'

Por Andresubierna

 

poetas
¿Por qué son tan importantes las palabras? Creo que son lo que nos hace humanos, lo que nos ayuda a simbolizar el mundo, es la herramienta fundamental para conocernos, conocer al otro y reconocernos continuamente y agradecer lo que somos. Nos ayudan a nombrar pensamientos y emociones, son un puente hacia nosotros mismos y hacia el otro. Son el equilibrio entre la cabeza y el corazón.

Pero, ¿no necesitamos también hechos? Naturalmente. De qué sirve decir si no haces o hacer si no dices. Por ejemplo, si quieres a alguien, puedes demostrarlo no sólo regalándole una flor, sino también cuidándolo, cocinando para esa persona cuando está cansada. Pero también debes expresar lo que sientes, decir de vez en cuando que la quieres.

¿Cómo te han ayudado a ti las palabras? Para mí hay canciones, poemas, frases, ensayos que son arbotantes, cimientos, puentes o cúpulas que me han estructurado. Son como mantras u oraciones que me acompañan en la vida. Leo mucho y subrayo todo lo que creo que me puede servir. Antes lo transcribía todo, ahora mi hermana me ayuda con este trabajo que es básico para mí. A veces creo que podría hilvanar mi discurso con las palabras de otros, porque las he interiorizado y forman parte de mí. Las palabras siguen siendo propiedad intelectual del autor, pero cada uno les da su particular propiedad anímica.

¿Qué pueden hacer las palabras contra la violencia? Ramón Llull dice que son el arma más peligrosa. Y los dictadores siempre temen a los poetas. Desgraciadamente, contra la violencia no pueden hacer nada. Pero creo que nunca debemos renunciar a la posibilidad de acercarnos a través de las palabras a cualquier cosa.  Si no hubiese personas que lo hubieran intentado, que lucharon contra la ambición y la manipulación a través de las palabras, quizá no existiría la humanidad, porque ha habido individuos que con un botón podrían haber acabado con el mundo.

Cuando analizas a personas como Mandela, Martin Luther King o Gandhi te das cuenta de que con sus discursos han logrado transformar su entorno.

¿Dan más felicidad las palabras que el dinero? El dinero no da la felicidad, pero ayuda a la comodidad y a la creación de confort, de bienestar. Si no tienes un mínimo de dinero es muy difícil que te sientas a gusto. Yo creo que va bien pasar una vez en la vida una situación de precariedad para darle el valor justo a todo. el problema es cuando la felicidad depende del dinero, porque entonces únicamente conlleva tristeza. La felicidad básicamente depende de tres cosas: del amor, de darle sentido a tu vida –cada uno debe encontrar el suyo– y de saber apreciar lo esencial. Con el dinero, la cuestión básica es saber si tú lo tienes a él o él te tiene ati.

¿Qué palabras no debemos pronunciar nunca? La palabras tóxicas. Se ha estudiado que la línea que separa la violencia verbal y la física es extremadamente tenue. En el cerebro se despierta una reacción cuando insultamos y es muy fácil pasar a la acción. Se ha de tener elegancia psicológica y espiritual para expresar lo que sientes en lugar de agredir.

¿Pervertimos las palabras si las gritamos? Sí, porque no sólo importa lo que decimos sino cómo lo decimos. El lenguaje también se compone de gestos, de miradas, de tonos de voz…

Los políticos también pervierten las palabras en las ruedas de prensa. Cuando hablamos de efecto colateral o fuego amigo empleamos eufemismos. No hay nada colateral, todo está en el sistema. Si han muerto miles de personas es una indecencia decir que es un efecto colateral. La gente no es imbécil y al final se da cuenta.

Entrevista “Lo que crees es lo que creas” realizada por Marga Durá a Alex Rovira con motivo de su libro Palabras que Curan.

Selección por Andrés Ubierna

 


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