En mitad de sus vacaciones en Cerdeña, Ian McGann conoce a la Muerte en un sueño. Esta promete responderle cualquier pregunta que le formule, pero si él no consigue comprender sus respuestas, tendrá que pagarlo con la vida.
En Los Ángeles, la actriz Arlen Ford ha dejado de ser feliz. Lo abandona todo y se traslada a Austria, donde encuentra a un apasionado corresponsal de guerra. Desde el principio, Arlen se da cuenta de que se trata del hombre al que ha estado esperando toda la vida.
Y en Viena, Wyatt Leonard, enfermo terminal, descubre de repente que posee el poder de resucitar a los muertos. La convergencia de estos tres destinos conforma el núcleo de esta novela.
Así reza la sinopsis de contraportada de este Los dientes de los ángeles.
antes de continuar, os aviso que tal vez sea fácil encontrar algún spoiler.
En esta ocasión el autor continua desplegando con su pluma una novela muy agradable de leer. Carroll escribe de tal forma que las palabras parecen cantadas más que leídas y, antes de que te des cuenta, has leído un capítulo y otro y otro.La premisa de partida resulta también muy atractiva, y anima a leer, a la espera de encontrar el detonante que convierta la aventura en un tour de force psicodélico, pero ese momento no llega y, poco a poco, la novela se va convirtiendo en un ente lineal, sencillo y agradable de leer pero que no nos dice nada.Los capítulos, en si mismos, gustan, y resulta muy interesante el cambio de voces en los mismos, ya que Carroll introduce narraciones epistolares y grabaciones de audio alternados con capítulos en primera persona.También los personajes resultan "majos" pero algo simplones ya que ambos están hastiados de vivir y, deprimidos, observan el mundo que les rodea con ojos ya nublados.En cambio, en esta novela, el heraldo de la muerte me ha resultado un gilipollas integral y pese a las perrerías que pueda hacer para joder una vida, el concepto que propone Carroll respecto al trato que la muerte dispensa a una u otra persona en función de como le diga según lo vivido en un remedo kármico, no ha terminado de convencerme.
Leedla, si queréis, es entretenida pero, si no habéis leído nada de este autor antes, empezad mejor por El mar de madera, y si se os da bien el idioma de Shakespeare, lanzaos sin duda a por una de sus obras sin traducir.