Sin embargo, en esta ocasión le proponemos otro punto de vista: un recorrido por diez elementos que definen su casuística y son recursos habituales de su argumentario, un viaje al corazón del Western que ilustraremos con las películas que consideramos mejor representan sus respectivas temáticas. !Agarrése a la silla y acompáñenos al Oeste!, ...GO WEST!
- ESPACIOS ABIERTOS
Se trata de un territorio inabarcable y salvaje, tantas veces caprichoso y fantástico, un lugar aparte que aisla a los personajes en sus peripecias o sobre el que se cierne la zarpa de la civilización. La grandiosidad de montañas, ríos, llanuras y desiertos, contrastada sobre la pequeñez de jinetes solitarios, caravanas de colonos, partidas de guerra o humeantes convoys del ferrocarril, ensalza aún más el reto de su conquista. Es la geografía del Western. Cualquier cinta del género de Anthony Mann serviría para ilustrar cumplidamente esta temática. Le sugerimos “Tierras lejanas” o“La puerta del diablo” y “Centauros del desierto” de John Ford.
- COLONOS Y CARRETAS
Ante las inmensidades de Norteamérica, los colonos deben valerse por si mismos, establecer nuevos códigos de convivencia y abrirse camino hasta la supervivencia. Esta nueva tierra prometida, siempre presente en el devocionario de las comunidades de inmigrantes, su obtención, conquista o salvaguarda (como el rancho que todo colono ansiaba establecer), ha edificado innumerables Westerns. Buenos ejemplos son cintas como “Más allá de Missouri” o “Caravana de mujeres” ambas de William A. Wellman.
- INDÍGENAS HOSTILES
Los indios de Norteamérica son otro sugerente imán de atracción y espectáculo que sumar al discurso épico del Western, solamente planteada con la rotunda estampa de jefes y guerreros. Su fiereza como combatientes, la pericia con los animales, sus extraños rituales o particular sistema de valores, se suman para ser determinantes en la cosmografía del género.
A ojos del westerner es la cultura de los otros, los incivilizados, los salvajes. El mundo indígena tuvo siempre la condición de enemigo formal en el Western clásico, como opositor natural al avance de la civilización. Además, los indios representaron el primitivismo improductivo frente al esfuerzo sublimado de pioneros y colonos por rendir las riquezas de la tierra virgen. Su papel cambiaría a partir de los años 60, cuando el cine del Oeste adoptó una visión histórica más realista y explícita sobre el genocidio padecido por las naciones indígenas.
Pocas experiencias más evocadoras para cinéfilos de salón que ver una buena peli de indios. Una excelente muestra es “El gran combate” de John Ford.
- LA CABALLERÍA
Para conjurar la amenaza de las tribus indígenas y apaciguar los territorios conquistados, los Estados Unidos emplearon la Caballería del Ejército y el Western pudo narrar así con tintes épicos su visión amañada de la Historia.
Pelotones de jinetes enfilaron en las pantallas los horizontes del Oeste, entre esponjosos cúmulos y laberínticos roquedos, prestos al auxilio de caravanas y viajeros que respiran por fin airosos al escuchar el mítico toque de “Una trompeta lejana” (la obra de Raoul Walsh).
La vida militar transcurre en un singular destacamento de troncos empalizados, el Fuerte, donde la rutina es alterada por las salidas y llegadas de patrullas, despachos oficiales y animados bailes de gala en los que se brinda con ponche. Un sugestivo panorama cuyo mejor ejemplo son las cintas que conforman la trilogía de John Ford homenajeando a la Caballería Americana: “Río Grande”, “Fort Apache” y “La legión invencible”.
- MUCHO GANADO
Junto a la mitificación del paisaje y los peligros de su colonización, otra fuente de espectáculo en el cine del Oeste es la interacción con los animales. El caballo es el animal totémico para los habitantes del Oeste, sin olvidar a coyotes y pumas, o las traicioneras serpientes de cascabel.
En el Far West la tierra tiembla a la estampida de manadas de bisontes, sustento de las poblaciones indígenas y pieza de caza fácil para pioneros y cazadores. Su reflejo civilizado será la ganadería extensiva vacuna, para seguir vinculando a hombres y bestias. La gestión del ganado, las aventuras de su trasiego o la simple evocación del oficio de rancheros y cowboys nos han ofrecido joyas como “Río Rojo” de Howard Hawks, la mejor en su apartado A destacar también “La pradera sin ley” de King Vidor.
- TESOROS EN JUEGO
La suerte es caprichosa y el futuro incierto para aquellos que buscan su fortuna en el Oeste. Embaucados por idílicas promesas de prosperidad, el hallazgo de tesoros ocultos, botines al alcance o golpes de suerte con los que burlar una existencia rutinaria, la gentes del Oeste siempre están a tiempo de cambiar su destino.
Ya sabemos que la Fortuna sonríe a los audaces; el Western es el país mágico de quienes decidieron jugar la partida de sus vidas. Prueba de ello la encontrarán en filmes como “El oro de MacKenna” de J. Lee Tompson y “El póker de la muerte” de Henry Hathaway.
- SALONES Y TABERNAS
Entre un sinfín de cintas con referencias a este particular, no puede faltar “Dodge City, ciudad sin ley” de Michael Curtiz, con la pelea de Saloon más multitudinaria de todo el Western
- ARMADOS Y PELIGROSOS
Sin el acceso a las armas el Western habría tomado el camino de alguna aburrida saga europea. El hombre del Oeste es the gunmen, el pistolero, ágil en el manejo del dispensador individual de 6 cápsulas de justicia.Aunque la verdadera arma que abrió el Oeste fue el rifle, la que consagró al Western como mito de la acción es el revólver. Colgado al cinto, asistido por generosas cartucheras y cayendo sobre la pernera del pantalón, este ingenio mecánico sustentó el carácter individualista de la nación y su fe en la libertad de elección.
De la destreza en el manejo de las armas sabremos en la mayoría de películas, aunque también se convierten en protagonista de alguna cinta tan memorable como “Winchester 73” de Anthony Mann. “La novia de acero” de Gordon Douglas, sobre un puñal, es también digna de mención.
- LEY Y ORDEN
Si el pistolero decantado hacia el mal es el protagonista singular de afrentas y refriegas, representando a la Ley asegura la libertad individual y el auxilio de los débiles. Es el héroe clásico, el justiciero errante, muchas veces encargado de asegurar la paz y la legitimidad como sheriff. Éste será el principal exponente del progreso y la justicia en los territorios del Oeste, impartiendo equidad en los tratos y sofocando los disturbios de incipientes comunidades poco urbanizadas. No obstante, su posición central se verá comprometida a menudo entre la ira vecinal y el imperio de la Ley al que representa, entre el acoso de los malvados, cuando no la connivencia con poderosos e influyentes patronos.
Con su estrella de chapa al pecho el sheriff es el Western por encima de todo. No existe mejor ejemplo que el icono al que ya dedicamos una entrada, Gary Cooper en "Solo ante el peligro" de Fred Zinnemann.
- UNA IDEA MORAL
El Western, a fin de cuentas, representa la eterna lucha entre el Bien y el Mal, la vieja historia del conflicto y su superación. Su narrativa incluye todo el catálogo de valores y pasiones humanas, haciéndolo universal y perfectamente extrapolable a otros formatos argumentales. Pero si algo le caracteriza profundamente, más allá de elementos visuales o escénicos, es su discurso moral.
Honor, justicia, lealtad, odio o venganza, en un sentido u otro, el Western no es una historia contemplativa sino una idea moral planeando siempre sobre la cabeza de sus personajes. Desde “Sin perdón” de Clint Eastwood hasta el genial “El rostro impenetrable” de Marlon Brando, al pescante del Western atravesaremos territorios existenciales y morales tan rotundos como los escenarios de nuestro viaje. Nuestra última recomendación pasa por el sacrificio coral de“Grupo salvaje” de Sam Peckinpah. Éste es el final del Western.
Estos son los mimbres del Rey de los géneros cinematográficos.
Ahora permítanos proponerle un interesante desafío a su alcance:¿Cual es SU película que resume todos los elementos del Western?
Medítelo un instante y comparta su opinión en los comentarios. Le tendremos muy en cuenta.
Con la colaboración de Sergio González Cachón y Manolo Piñero
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