Los difíciles años de la posguerra española.

Por Davidominguez

Acabada la Guerra Civil Española (1936-1939), España estaba sumida en la más mísera pobreza y, el malestar social junto a la fuerte represión, era una constante durante todo el periodo del Franquismo.
Muchos españoles por ejemplo, tras esta cruenta guerra fratricida, fueron obligados a entregar todo el dinero republicano que habían ganado honradamente, con mucho esfuerzo y sudor, y esto, supuso entregar los ahorros de toda una vida a cambio de nada. De hecho, conservar billetes republicanos suponía un delito que podía costar incluso la muerte, por lo que entregar el dinero era una cuestión de supervivencia.
A día de hoy, se discute en el parlamento recompensar y devolver el dinero incautado a estas familias durante el Franquismo; sin embargo, la falta de documentos que verifiquen tales hechos y la poca iniciativa de los partidos mayoritarios, alejan toda posibilidad de restaurar la dignidad y economía de dichas familias.
(Referencia: Informe semanal: El dinero Rojo)
Pero ¿cómo quedó España, económicamente, tras la guerra civil?
Las consecuencias de la guerra civil se convirtió en una causa clara del colapso del país pero, no sería esta la única. La autarquía llevada acabo en la primera década del Franquismo (Años 40) junto al aislamiento internacional y el azote constante de las sequías llevó a España a una situación insostenible. Otro aspecto a tener en cuenta sería la no incorporación de España al “Plan Marshall”, un programa llevado acabo por EE.UU. y, que tenía como objetivo la recuperación económica de Europa Occidental; sin embargo, era condición indispensable ser un país democrático, democracia que en España brillaba por su ausencia lo que imposibilitaba acceder a tal ayuda.
El sistema autárquico, propio de los estados fascistas, que consistía en el autoabastecimiento y en la autosuficiencia fue la principal causa del estancamiento de España. La renta familiar, además, había descendido hasta la extenuación y la subida de precio era una constante, pues había mucho dinero circulando para financiar las deudas del estado, lo que implicaba, la inflación de dichos precios.
Los años del Hambre, el racionamiento y la emigración.
El 14 de mayo de 1939, el gobierno franquista aprobó el “racionamiento”, una medida temporal que debía asegurar el aprovisionamiento de los productos de primera necesidad. Son famosas las cartillas de racionamiento que te permitían acceder a unos zapatos, comida, o jabones. La medida duró hasta 1951, siendo el 1 de junio de 1952 cuando finaliza la cartilla de racionamiento en España.
Los peores años fueron los de 1946 a 1949, aún podemos escuchar a nuestros abuelos recordar con aspereza aquellos fatídicos y hambrientos años.
Si la situación en el campo era “Guatemala”, la situación en la ciudad era “Guatepeor”, y que me perdonen los guatemaltecos por la broma.
Lo cierto es que, al menos, los campesinos tenían más fácil los productos de primera necesidad que los de ciudad. Estos últimos, gracias al contrabando (mercado negro) o al estraperlo accedían a los productos que el mercado oficial no realizaba.
Buscar en la basura, comer cáscaras de plátano, robar para sobrevivir o encontrar un periódico son unas pocas situaciones de entre tantas otras que hoy en día, en España, veríamos como ridícula pero que en aquella época era toda una rutina.
Ante esta situación, ¿qué quedaba?, pues emigrar, emigrar para aspirar a una vida mejor o para alimentar algunas bocas, bocas que pertenecían a unos hijos, a los cuales, veías con impotencia cuando te llamaban entre sollozos, tirándote del pantalón, diciéndote: “Papa, tengo hambre”.
Durante los años 40, la emigración y el exilio tenía lugar hacia países, principalmente, iberoamericanos pero tras la finalización de la II Guerra Mundial, las emigraciones se enfocaron hacía Europa, más concretamente, a Francia (famosa las vendimias), Alemania, Suiza, Bélgica o Reino Unido, entre otros.
Destrozada Europa tras la guerra quedaba reconstruirla y, esto, fue una gran oportunidad para los españoles. Trabajar en Europa era mejor que ir a América por las distancias y porque Ibero-América, además, estaba pasando por una fuerte recesión.
En Europa, había que comunicarse en idiomas distintos al español pero todo fuese por conseguir algo dinero. Un idioma, no podía ser ningún impedimento para poder alimentar a la familia, se hablaría mediante gesto sí fuese necesario.
A comienzos de la década de los 50, hay un emergente crecimiento económico en el país. La España de Franco aprovechó para vender productos a los países beligerantes de la II G.M. y esto generó dinero para construir, por ejemplo, numerosos embalses y presas de agua. Se vendió materiales como el Wolframio un metal muy apreciado por la Alemania Nazi para sus carros de combate. Con estas ventas se llenaron las arcas del Banco de España, con divisas y oro pertenecientes, casi con toda seguridad, al expolio judío. Fue en 1950 cuando se creó el Instituto Español de Emigración, comenzando la emigración masiva de españoles hacia Europa. Finalmente, esta emigración española acabaría durante la crisis de 1973. Desde 1986 con la entrada de España en la Unión Europea, España se convierte en un país que recibe a otros ciudadanos del mundo con deseo de mejorar sus vidas, al igual, que hicieron nuestros antepasados españoles.

"El emigrante" de Juanito Valderrama. Canción escrita 1949 para todos aquellos españoles que abandonaron su tierra, motivados por distintas causas.


Enlaces de interés:

- Emigración española-portuguesa en Francia (en francés).

- Video sobre emigrantes españoles y otras nacionalidades en Francia (en francés).


Artículo de David Domínguez.