Los difíciles pasos de baile de la vida (Reseña de 'Baila, baila, baila'.- Haruki Murakami)

Publicado el 12 junio 2013 por Jdmora
Juan Diego Mora (@Juandi_Mora)
Empecemos con el A,B,C, de las novelas de Murakami. Treintañero soltero, infeliz en su trabajo y con extraño pasado con las mujeres. Este es el estereotipo que nos vuelve a mostrar el escritor japonés en ‘Baila, baila, baila’ (secuela de ‘La caza del carnero salvaje’, aunque se puede leer independientemente). 
Siendo así, ¿cómo es posible que no nos aburramos?. 
Realmente, sigue sin pasar nada en sus obras. No hay acción, ni giros inesperados. Sin embargo, Murakami consigue enganchar al lector. Ya sea por los monólogos interiores del protagonista, las escenas cotidianas, o por los acertados diálogos que hacen reflexionar, aún sin querer. 

'Baila, baila, baila'
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets

‘Baila, baila, baila’ es de nuevo una novela de personajes. De la vida interior de un hombre que busca el sentido a su existencia. Un periodista ‘freelance’ que está cansado de hacer reportajes sobre viajes y restaurantes pintorescos y que echa de menos una vida anterior. 
Su 'yo' de hace cinco años no era mejor, pero tal vez sí más feliz. Por este motivo se embarcará en un viaje buscando a la mujer que un día dejó de ser asidua en su cama para desaparecer de la faz de la tierra (otro leiv motiv en las novelas del bueno de Haruki) 
Arrepentido de errores anteriores y con miedo a no volver a ser feliz, el protagonista (cuyo nombre no conoceremos) se refugia en el Hotel Dolphin donde fue feliz por última vez. 
Sin duda es un viaje por la naturaleza humana. Una búsqueda de los hilos que nos agarran y nos mueven por la realidad. Que nos hacen bailar por nuestro camino vital. 
En el camino del protagonista se cruzará un magnífico personaje: Yuki. Una niña cuya madurez sorprende y se mezcla con la inocencia y los miedos propios de la pre adolescencia. Una teeneger pegada a unos cascos, abstraída del mundo que le rodea, pero con una sensibilidad especial. 
Como es habitual el viaje estará acompañado con música (esta vez de la década de los 70), referencias a películas (no se pierdan el hilarante guion que tiene en la cabeza el protagonista) e inspiraciones literarias del autor. 
No les engañaré. Es el Murakami de siempre, pero sigue sorprendiendo y dejando historias surrealistas (aunque esta vez en menor grado) y oníricas para múltiples interpretaciones. 
“Baila, baila, baila… y sigue bailando”