Los diputados se aburren

Publicado el 08 marzo 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

Hay que ver qué lástima de diputados. No hay trabajo más soso y aburrido por lo que se ve en algunos de ellos. Los pobres tienen que pasar, incluso algunos días, hasta ocho horas en sus puestos y a menudo sin decir ni pío. Sólo tratando de escuchar y de esperar su turno para darle al botoncito del sí o del no, de acuerdo con la consigna de sus jefes de fila.

El tedio es su enemigo. Los pobres que se presentaron para ganar dinero y se encuentran que sí, que no tienen tan mal remuneración pero que es a costa de un sacrificio que nadie entiende. Son incomprendidos. Por eso, a menudo no van a sus puestos, o al menos no se les ve.

Es verdad que algunos están en comisiones cuando se ve un congreso o una cámara vacía, no digo que no. Pero a mí como ciudadano y por tanto como parte de quienes pagamos sus salarios me gustaría saber que están haciendo porque no es muy edificante ver un Congreso vacío, durante un pleno.

¿Verdad que no falta nadie, salvo imprevistos insalvables, cuando tienen que votar y se necesita su voto para aprobar algo? En alguna ocasión ha asistido alguna diputada en ambulancia para votar y luego volver a reingresar en el hospital. O sea que cuando quieren están.

Y es que hay ocasiones en las que no existen excusas, por mucho que quieran darlas. Y pondré un ejemplo claro que todos hemos visto en televisión, ¿qué pasa durante los dos plenos más importantes en el Congreso de los diputados, el del Estado de la Nación y el de Presupuestos?

La cosa es sencilla, el hemiciclo está lleno, eso sí, una vez que han participado los dos cabezas de los partidos mayoritarios, los pobres diputados, cansados, hastiados, hundidos de haber soportado unas cuatro horas de trabajo, salen en estampida de la cámara, quedando en la misma no más de la cuarta parte de los diputados, y la mayoría son de los grupos minoritarios que todavía no han hablado.

Alguien podría decir que salen a estirar las piernas o a fumar un cigarrito. Pero claro, la cosa queda diáfana cuando no vuelve ni dios durante el resto de las comparecencias. Eso sí, al final, a la hora de votar, otra vez aparecen por arte de magia en sus puestos para pulsar su botoncito.

La verdad es que emolumentos medios de 5000 euros mes por apretar el botón y poco más –salvo algunos de los grupos minoritarios que tienen que estar en todas las comisiones— no es una cantidad desdeñable, sobre todo como pasa con algunos diputados peperos que además tienen sus propios negocios o sus propios despachos donde obtienen otros beneficios.

Si además a estos “pequeños emolumentos” se les suma lo que se les paga a los diputados estatales (1823 euros) elegidos fuera de Madrid como dieta de alojamiento –62 de ellos tienen casa en Madrid, incluso antes de ser diputados, pero siguen cobrando esa ayuda, salvo alguno que excepcionalmente la ha rechazado—, el sueldecillo no está mal. Incluso a algunos les da para tener una cuenta en Suiza. Pero, a pesar de todo, ellos se aburren.

Hablan de regeneración sin pudor, mientras que muchos de ellos viven como virreyes. Cobrando un sueldo y sus varios pluses por hacer un trabajo cuya jornada laboral no está controlada, salvo por ellos mismos. Y ahí se cierra el círculo. Se imaginan ustedes si en una empresa privada alguien fuera cuando quisiera, o si a ese, desgraciadamente, ejército de trabajadores expulsados de nuestro país por no encontrar trabajo, les pagaran el alojamiento en el país donde encuentran trabajo.

Bueno, pues ahí están. A unos les encontraron viendo porno en Internet hace unos años, haciendo sudokus o jugando a “apalabrados” en la Asamblea de Madrid, a otros les pillan dormidos, otros, en las Cortes Valencianas se cortan las uñas, estudian francés, se instruyen en lencería, o leen novelas. Hay quien le da por insultar a los parados. Y es que la cosa está clara, no es cuestión de dinero, simplemente se aburren. ¡Pobres señorías!

¿Podríamos imaginar qué le ocurriría a un estudiante o un trabajador si cualquiera de estas “actuaciones inadecuadas” se produjeran en un instituto o en una empresa? A los diputados nada, es lo normal.

Salud y República