Los ecosistemas y las especies de los mares y océanos están sufriendo los efectos de las emisiones de carbono liberado por los seres humanos, según un nuevo estudio de la Universidad de Hawai. Esta situación puede provocar la desaparición de especies calcáreas a lo largo de este siglo. Y no hay que olvidar que los animales con esqueletos calcáreos constituyen más de un tercio de la vida marina del planeta, siendo el carbonato cálcico la base de caparazones, corales y muchos organismos marinos.
El estudio sugiere que algunas regiones, como el Pacífico oriental tropical, se verán menos afectadas que otras debido a una mayor variabilidad natural subyacente de la acidez del agua. Sin embargo, en otras zonas como el Caribe y el Pacífico ecuatorial hay una variabilidad natural de la acidez muy limitada, por lo que estas regiones serán particularmente vulnerables a la acidificación del océano inducida por el hombre.
Para tener una idea aproximada del veloz aumento en los niveles de acidez del océano en algunas regiones, en los últimos 200 años se ha incrementado más que en los últimos 21.000 años, poniendo en peligro la existencia futura de algunas especies marinas. "Parece que esta acidificación ha tenido lugar durante décadas, y no siglos como se predijo inicialmente. En las gélidas aguas del Océano Antártico está ocurriendo aún más deprisa que en las de los trópicos. Está empezando a perfilarse como un problema muy serio", advierte el profesor Malcolm McCulloch de la Universidad Nacional Australiana.
Los corales y el plancton con esqueletos calcáreos sirven de alimento en el mar. Ellos necesitan el agua marina saturada con carbonato de calcio para formar sus esqueletos. Sin embargo, a medida que la acidez se intensifica, la saturación disminuye, siendo más difícil para los animales formar las estructuras de sus esqueletos (calcificación). "El análisis de las muestras de núcleos de coral desvela una caída constante en la calcificación durante los últimos 20 años", alerta el Profesor Ove Hoegh-Guldberg de la Universidad de Queensland.
Hay un caso particular que llama la atención: las algas calcáreas rojas. Son una especie importante, ya que una de sus funciones es mantener unidos los bordes de los arrecifes coralinos en aguas turbulentas. Lo preocupante es que han empezado a disolverse. El problema radica en que su disolución puede empezar a causar una erosión a gran escala de la Gran Barrera de Coral. "El calentamiento global es muy serio, pero la acidificación oceánica puede serlo aún más", advierte Hoegh-Guldberg.