El pasado 24 de abril el Tribunal Regional de Mahiliou lo condenó a muerte y a 16 años de prisión a su cómplice. Rygor no negó los hechos. Cumplía 25 años de pena por asesinato y ya había sido condenado con anterioridad por otros delitos. Ahora puede que sea ejecutado en los próximos meses.
Este asesinato ha sido llevado a cabo en una prisión dirigida por el Ministerio del Interior bielorruso, que tiene la obligación de proteger a las personas que están bajo su custodia, salvo que pierdan una maldita partida de dominó, por lo que se ve.
En dicho país se está registrando una oleada de sentencias de muerte. El fiscal también pidió pena capital en otra causa por asesinato en la ciudad oriental de Homel y se ha dictado otra sentencia de muerte en Hrodna.
Es frecuente que dichas condenas se produzcan tras un juicio injusto en el que suelen ser habituales las confesiones forzadas. Las causas suelen celebrarse en estricto secreto y sin avisar como es debido a los propios reclusos y a sus familiares y representantes letrados.
La autoridades no devuelven el cadáver de la persona ejecutada a sus familiares y ni siquiera les comunican el lugar de su inhumación. Tampoco tienen en cuenta las peticiones de que se suspendan las ejecuciones del Comité de Derechos Humanos de la ONU, que ha concluido que la aplicación de la pena de muerte en el país vulnera los derechos humanos de los condenados y de sus familias.
Bielorrusia es el único país de Europa que lleva a cabo ejecuciones. En 2012 fueron las de tres hombres. La de Rygor es la primera condena a muerte después del sonado caso de Dzmitry Kanavalau y Uladzislau Kavalyou, condenados en noviembre de 2011 y ejecutados en marzo de 2012.
Rygor Yuzepchuk nació en la región ucraniana de Zhytomyr. Vasily Yuzepchuk, un pariente suyo, fue ejecutado en marzo de 2010. Fue condenado a muerte por asesinato en junio de 2009 tras una investigación y un juicio en el que, según su abogado, se vulneraron las normas internacionales. Como es práctica habitual en Bielorrusia, no se informó a sus familiares de la fecha de la ejecución ni se les concedió una última reunión con él. Tampoco se ha revelado el lugar donde está enterrado su cadáver.
Como se puede comprobar, todo de una manera tan civilizada y europea como jugar una sencilla partida de dominó.