Cuando hablamos de la despoblación de la España rural, es fácil caer en la demagogia y en tópicos. Pero justo es reconocer que también ha tenido aspectos positivos para Sierra Norte de Guadalajara, aunque sus efectos fuesen terribles (perdió el 90% de sus habitantes en los años 60):
- El hombre apenas ha intervenido en el paisaje (salvo infraestructuras: pantanos, canales, carreteras,… ) La naturaleza se ha conservado salvaje y auténtica; desde 2.011 es Parque Natural.
- Aquí no llegó la especulación. Los pueblos han conservado su fisonomía (matizada por el paso del tiempo). Seguimos hablando de pueblos coloraos, de arquitectura negra, de pueblos dorados, …
- Surgieron los pueblos abandonados (más de 30 hemos contado) y seguimos llorando por ellos. Pero los consideramos una parte fundamental de nuestro patrimonio. En sus ruinas son reconocibles calles, plazas, fuentes, iglesia, corrales, …cada uno con su historia y tradiciones.
- Podemos disfrutar en soledad (y/o la compañía elegida) de actividades de naturaleza (senderismo, baño, recogida frutos/verduras silvestres, pesca, mountain bike, observación de las estrellas, …)
- Aunque se han restaurado algunos monumentos (iglesias románicas, puentes,…) y otros están en vías de serlo (Monasterio de Bonaval), hay muchos que conservan su autenticidad, a pesar del abandono.
- Ha fortalecido la autoestima y el compromiso de los hijos de la tierra, lo que ha permitido mantener y/o recuperar tradiciones singulares (botargas, danzantes, botargas y mascaritas, romerías, …) así como poner en valor su patrimonio en museos únicos en su género.
Lar-ami