Resulta verdaderamente vergonzoso escuchar las palabras del Ministro de Exteriores español, arremetiendo con todo su odio contra Cuba, un odio irracional, imperecedero que parte de sus principios ideológicos neofranquistas, con un toque colonial de los tiempos de conquistas y cruzadas, de la espada y de la cruz para someter a los pueblos, aderezado con un servilismo absoluto y nauseabundo al imperialismo norteamericano.
Este caballerete de sainete y ardores guerreros patrios acusa a la revolución cubana de reprimir a su pueblo, de tener presos políticos, de torturas y otras perlas sacadas de su aburrida verborrea de viejo profesor de formación del espíritu nacional.
Los gobiernos fieles al capital y al escarnio de sus pueblos no aguantan que un humilde paisito del Caribe, haya conseguido una real independencia en América Latina, mientras la mayoría de países latinoamericanos viven bajo el yugo neocolonial, victimas del capitalismo salvaje que saquea sus recursos naturales, condenando a sus pueblos a la miseria y la desesperación.
El "demócrata" ministro español no dice nada del terrorismo del criminal estado colombiano mantenido por la CIA, que financia operaciones encubiertas y genocidas de exterminio de la oposición, como los planes "Baile Rojo" o "LASO", respaldados por el gobierno de los Estados Unidos, la oligarquía paramilitar colombiana y las multinacionales, que planifican y respaldan las masacres contra la población, pagando con dinero del narcotráfico operaciones contra cualquier pueblo que busque su liberación. Margallo y su gobierno omiten los datos sobre los 7.500 presos políticos en Colombia, la desaparición en pocos años de más de 50.000 personas, el desplazamiento de sus tierras de más de 4,5 millones de personas, el asesinato cotidiano de sindicalistas, maestr@s, estudiantes, ecologistas, campesin@s. Ninguno de estos datos demoledores estimulan la compasión católica y apostólica del señor ministro, que prefiere callar ante las barbaridades de sus "democráticos" gobiernos amigos.
Tampoco dijo nada Margallo de lo que está pasando en México con las mafias locales estrechamente interrelacionadas con el gobierno de Calderón, de los sospechosos feminicidios, de los réditos del narco utilizados para neutralizar la reivindicación social a través del terror y la muerte, del fomento del terrorismo de estado contra lideres sociales y periodistas comprometid@s en la lucha de su pueblo, garantizando de esta forma el control de los recursos al gran capital, a las multinacionales que financian las cuentas corrientes de un gobierno corrupto y asesino.
Margallo se olvida de que en su "mundo libre" 200 millones de niños y niñas duermen en las calles, de los que ninguno es cubano, que según la FAO, más de 800 millones de personas sufren malnutrición crónica y que ninguna de ellas en cubana, de la muerte diaria por hambre de 35.000 niñ@s, según UNICEF en su informe "Estado Mundial de la Infancia", donde deja fuera a Cuba de estas estadísticas macabras, ya que a pesar de ser un país bloqueado por el imperio la mayoría de los municipios cubanos presentan mortalidad infantil cero.
Les fastidia a estos próceres del capital que Cuba tenga el más elevado número de médic@s por habitante del planeta, que la medicina sea pública y considerada como un derecho humano fundamental. En el país de las maravillas de Margallo la gente se muere en los pasillos de los hospitales mientras privatizan la sanidad, se llevan a cabo cada viernes en las reuniones de su gobierno recortes y reformas salvajes, que perjudican seriamente a los sectores más desfavorecidos de la sociedad española.
Según la OCDE en su informe "Panorama nivel de pobreza en América Latina a fines de 2010", donde también se excluye a Cuba por su grandes avances sociales, las estimaciones de pobreza alcanzarían en pocos años los 228 millones de pobres, y más de 70 millones de indigentes. Estas cifras, afirma Azalea Robles en su artículo del diario Rebelión, Comparaciones entre Cuba y Colombia... de presos políticos y torturas, "esconden las tragedias humanas que a diario sufren millones de personas: muerte y malformaciones congénitas por desnutrición, por polución de las aguas, por fumigaciones; violencia intramilitar, homicidios, violaciones, prostitución adulta e infantil galopante, esclavitud moderna, trabajo infantil... violaciones sistemáticas a los más básicos derechos humanos de alimentación, vivienda, educación, sanidad, salubridad y vida digna... mientras unas pocas corporaciones y familias oligarcas monopolizan ganancias y destruyen culturas y bosques".
El objetivo de tipos como Margallo, de los gobiernos de los países más poderosos y enriquecidos del planeta, de la Unión Europea y de los Estados Unidos, es acabar como sea con la revolución cubana, presionarla para forzar cambios que beneficien a sus intereses políticos y económicos. No pueden permitir, como dice la canción de la trova, que su brillo pueda alcanzar la oscuridad de otras costas.
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