Documental que hilvana e ilustra con maestría a partir de la exposición de un oficio vigente aún y que viene a través de la historia: recoger lo que queda de las cosechas luego que ha sido recolectado lo mejor, para ser reutilizado, reciclado, etc. Sin que lo notemos, pronto entramos en la sociedad de consumo que arroja una de sus más temibles externalidades: La aparición de desechos orgánicos, industriales, manufacturados que se recogen para ser nuevamente utilizados mientras asistimos a una Europa lejana a la mítica sociedad boyante en la que todos gozan del tan anhelado bienestar.Este recorrido sin pretensiones pero afinado como el mejor de los instrumentos, es un ejemplo de cine documental que disfrutamos de principio a fin. La imagen de las espigadoras en el arte (Millet por ejemplo) es una excusa para ilustrar al comienzo y hasta cerrar al final con un símbolo de quienes están en uno de los lados incómodos y sin resolver del entramado social.Las juguetonas referencias a sí misma, el personaje del mercado que come todo lo que encuentra y el sublime final suman también a esta obra maestra de una de las pocas mujeres de la Nouvelle Vague francesa. Notas: la realizadora es la viuda del también director Jaques Demy. La película tendría una segunda parte en el año 2002.