Los estrenos que vienen [27 ENE]

Publicado el 22 enero 2012 por El Ninho Naranja @NinhoNaranja

Desde luego esta semana no es una jornada de estrenos fácil ni incluso cómoda. No para todos los gustos desde luego. Tenemos dos extremos que se reparten la cartelera. El cine de puro entretenimiento dispondrá de dos títulos para ganarse al respetable, pero atentos, se trata de Nicholas Cage y la cuarta entrega de Underworld. En el otro lado del cuadrilátero, cuatro películas dramáticas, una de ellas de animación y en todas, potentes actuaciones de consolidados actores de método.

Los estrenos más palomiteros nos ofrecen la última de Joel Schumacher, un director resolutivo y eficaz, con una trayectoria bastante correcta (salvo sus acercamientos a Batman, en los que se podría haber quedado en su casa) pero al que preferimos en su vertiente más dramática como ‘Victoria Guerin’ o ‘Un día de furia’, aunque no tiene mala mano para los títulos de simple entretenimiento como en ‘El número 23′ o ‘Asesinato en 8mm’.

A él le debemos títulos míticos de una década estupenda del cine americano (‘Jóvenes ocultos’  y ‘St. Telmo, punto de encuentro’) y un prometedor comienzo de década de los 90 con ‘Línea mortal’, pero por mucho cariño que le queramos poner a este recuerdo de su filmografía el título que ahora nos propone, dista mucho de ser un film recordado.

Acción e intriga en una de secuestro y robo con agravantes. Más que agravios, palos es lo que reciben Nicholas Cage y su familia (Nicole Kidman ejerce de mujer del prota, pero como no hemos vuelto a ver una película suya con gusto, desde ‘La mancha humana’, no va a ser por ella por la que recomendemos el film). La verdad, después de disfrutar el año pasado de un título tan sorprendente como nuestro ‘Secuestrados’, por una vez, el cine español supera al Hollywoodiense.

‘Underworld 4: El despertar’ continúa la saga vampírica más interesante de las últimas décadas desde que el cine dejara inconclusa y mal versionada las crónicas vampíricas de Anne Rice y con el permiso de las individuales muestras de buen cine de chupasangres que nos han dejado Guillermo del Toro, la cómica sátira de Tarantino, el sorprendente trabajo desde la fría Rusia de ‘Guardianes del día’ y la reciente y espectacular ‘Déjame entrar’. Vamos cualquier cosa, menos ‘Crepúsculo’, por favor…

De ‘Arrugas’ que decir, que no os hayamos dicho ya. Pero sobre ‘Albert Noods’ es necesario poner el punto de mira, pues esconde una interpretación magistral de Glenn Close que pide a gritos un nuevo Oscar. El director, el colombiano Rodrigo García, viene de trabajar preferentemente en televisión (‘Dos metros bajo tierra’, ‘Los Soprano’, ‘Carnivale’) en títulos muchos más potentes que lo que ha podido ofrecer hasta ahora en la gran pantalla, pero que parece ofrecer el escenario perfecto para que el realizador maneje el uso de cámara y fotografía que tan buen resultado le dio en series.

Si nos preguntaran que si nos apetecía ver en una película juntos a Vincent Cassel y a Sergi López, diríamos automáticamente que sí. Si la cosa la ha dirigido el responsable de la inquietante ‘Harry, un amigo que os quiere’ aún nos interesaría más la cosa. La pena es que el proyecto resultante haya sido una película encerrada en los encorsetados cánones del cine religioso. Sin embargo resulta igualmente un título interesante, denso y tal vez difícil pues el desarrollo del género obliga a extenuación contemplativa. Pero la habilidad del guión conduce la historia por las justos derroteros de un pequeño thriller moralista y por momentos insolente. Para más señas el penúltimo trabajo del malogrado Jordi Dauder. Por si os van esas cosas.

El plato fuerte de la semana es por supuesto ‘J. Edgar’, el último proyecto de Clint Eastwood. Si alguien tiene la catadura moral y la capacidad técnica y formal para afrontar un reto de constricción y auto crítica convincente y consecuente sobre la historia reciente de Estados Unidos ese es el jinete pálido. De la primera tal vez se gaste un poco Oliver Stone, de lo segundo podrían alardear Martin Scorsesse o Francis Ford Coppola.

Pero este ejercicio de incuestionable análisis de dualidad humana se ve reforzado por el magistral uso de la cámara de Eastwood, un sólido guión de Dustin Lance Black y la inquebrantable mimetización que Leonardo Di Caprio ha aprendido a imprimir en cada uno de sus papales de los últimos años. ¿Quién lo iba a decir cuando veíamos ‘Titanic’ por primera vez?

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