Me leo un libro técnico, pero interesante, titulado Los evangelios gnósticos, del que es autora la profesora Elaine Pagels. Lo hago en la traducción de Jordi Beltrán (Crítica, Barcelona, 1990).En este volumen se analiza con todo rigor y con toda profundidad la esencia de los escritos gnósticos aparecidos en una cueva de montaña de Nag Hammadi, en los cuales se encuentra la historia más que turbulenta de los inicios del cristianismo, con su lucha de facciones y su teológico combate (a veces, bastante virulento) para hacerse con el control y la primacía de la “ortodoxia”. Como ganaron los “actuales”, se ha motejado a estos textos gnósticos de “heréticos”; pero quizá hubiera ocurrido lo mismo, aunque en sentido contrario, si hubieran ganado “los otros”. Vemos aquí, nítidamente explicada por la profesora Pagels, las posturas que los gnósticos adoptaban hacia la mujer, la oración, la búsqueda de la verdad en el interior de uno mismo (“gnosis”), etc. Y ese cúmulo de informaciones empapan de interés el tomo.En suma, un libro sensacional, con el que he logrado aprender. Y que contiene un párrafo último de la autora que debería hacernos reflexionar: “De haber sido descubiertos 1000 años antes, es casi seguro que los textos gnósticos hubiesen sido quemados por su herejía”. Pero sobrevivieron a este destino aciago, y hoy podemos leer lo que fue la polémica (en el sentido etimológico de “lucha”) de aquellas facciones iniciales por hacerse con el control de un potente mecanismo religioso que aún estaba bostezando.
Me leo un libro técnico, pero interesante, titulado Los evangelios gnósticos, del que es autora la profesora Elaine Pagels. Lo hago en la traducción de Jordi Beltrán (Crítica, Barcelona, 1990).En este volumen se analiza con todo rigor y con toda profundidad la esencia de los escritos gnósticos aparecidos en una cueva de montaña de Nag Hammadi, en los cuales se encuentra la historia más que turbulenta de los inicios del cristianismo, con su lucha de facciones y su teológico combate (a veces, bastante virulento) para hacerse con el control y la primacía de la “ortodoxia”. Como ganaron los “actuales”, se ha motejado a estos textos gnósticos de “heréticos”; pero quizá hubiera ocurrido lo mismo, aunque en sentido contrario, si hubieran ganado “los otros”. Vemos aquí, nítidamente explicada por la profesora Pagels, las posturas que los gnósticos adoptaban hacia la mujer, la oración, la búsqueda de la verdad en el interior de uno mismo (“gnosis”), etc. Y ese cúmulo de informaciones empapan de interés el tomo.En suma, un libro sensacional, con el que he logrado aprender. Y que contiene un párrafo último de la autora que debería hacernos reflexionar: “De haber sido descubiertos 1000 años antes, es casi seguro que los textos gnósticos hubiesen sido quemados por su herejía”. Pero sobrevivieron a este destino aciago, y hoy podemos leer lo que fue la polémica (en el sentido etimológico de “lucha”) de aquellas facciones iniciales por hacerse con el control de un potente mecanismo religioso que aún estaba bostezando.