Este año se han estrenado dos de las películas más esperadas de los últimos meses: "Los Fabelman" de Steven Spielberg y "Babylon" de Damien Chazelle. Ambas homenajean al cine desde perspectivas muy distintas, una apostando por la fantasía y el romanticismo del joven que desea ser cineasta y la otra afrontando que el éxito y el reconocimiento tiene fecha de caducidad.
Damien Chazelle, sin embargo, busca el caótico Hollywood de los años 20 desde el lujo y el desenfreno. Es como si el joven cineasta del que habla Spielberg, alcanzara su sueño y éste se perdiera entre fiestas, alcohol, drogas y lujo. Rompe de un plumazo el romántico sueño de Spielberg y le devuelve a la realidad.
Chazelle y Spielberg, dos talentos ganadores del Oscar, exploran el cine desde dos miradas muy distintas. Spielberg nos devuelve a la nostalgia de ese cine que se practicaba en los 80, con personajes llenos de luces y sombras, pero sin una auténtica maldad. Personajes cuya mala actitud se explica desde los traumas que le acompañan. Chazelle nos devuelve a la actualidad, al cine de lo inmediato, de lo excesivo, en donde es imposible generar empatía con los personajes.
En definitiva, el foco cambia del quién (Spielberg) al cómo (Chazelle). Y eso no significa que una sea mejor que la otra, ni siquiera que merezca más reconocimiento ésta que aquélla. Simplemente nos confirma que la evolución del cine se acompaña de la evolución de los propios directores. Spielberg reinventó el cine de aventuras y familiar que se encontraba estancado en la comedia simple y absurda de toque romántico, y ahora Chazelle aprovecha lo que la tecnología puede ofrecer y el público quiere experimentar.
En esta ocasión los premios parecen dar más la cara por la madurez y experiencia de Spielberg que ya ha ganado dos globos de oro (mejor película y mejor director) y la Academia de Hollywood le ha reconocido su trabajo con 7 nominaciones al Oscar. En el caso de Chazelle, sus 3 nominaciones en apartados técnicos parecen no hacer justicia con la propuesta del director, totalmente subversiva y desmadrada.
Pero no nos engañemos, esta Academia tan habituada a nominar según la moda o la reivindicación de turno ("me too", racismo...) aún no está preparada para la autocrítica. Propuestas como "Babylon" que desmonta el mensaje edulcorado sobre el Hollywood de los años 20 o "Al descubierto" que recuerda que la violencia de género y el machismo existen también en la meca del cine, han sido ninguneadas completamente pese a su innegable calidad.
Disfrutemos de dos estupendas películas de dos grandes directores: "Los Fabelman" y "Babylon".
José Daniel Díaz