Una obra teatral contra los falsos positivos, toma la escena del Festival de Teatro de Caracas, con claro y poético acierto, elogiioso trabajo de dirección y contudente acierte interpretativo. Producida por Umbral Teatro. "Donde se descomponen las colas de los burros" de la dramaturga Carolina Vivas que se inspira a partir del escándalo mediático de 2008 y los crímenes del alto gobierno colombiano.
El colectivo teatral Umbral Teatro, presenta esta obra dirigida por su compañero de tablas y cofundador de Umbral, Ignacio Rodríguez, siendo esta la primera vez en 23 años, que dirige un texto de Vivas, producto de un articulado proceso de creación colectiva. En esta primera entrega, ofrecemos un primer esfuerzo valorativo de un gran espectáculo.
Rodríguez se decidió por un enfoque multidisciplinar, que combina la música en vivo y elementos multimedia como el mapping. "Esos nuevos caminos me permitieron hacer una puesta en escena a la altura de lo que propone la autora, porque si no se monta con ese imaginario que ella quiere se perdería la esencia de la historia", considera.
Surgiendo un paralelismo entre la historia de unos padres a los que se les desaparece el hijo y un personaje que no está de acuerdo con el destino que se ha escrito para él. Dentro de una propuesta más poética y menos evidente, en la cual a juicio de estos profundos creadores de la escena, se persigue el objetivo de despertar profundas reflexiones en el espectador frente a una realidad tan cruda. Y al mismo tiempo se logra a través de múltiples lenguajes escénicos, atraparnos con un giro poético, ciertamente desgarrador.
Esta propuesta nos muestra una nueva forma de ejercer la violencia, expresada tanto en el universo íntimo como social. Las figuras simbólicas, se unen a una dramaturgia poética y a una escena cargada de hermoso simbolismo, magistrales intérpretes, y dirección actoral sin fisuras. Un trabajo orgánico, psicológico, desgarrador, en el que las acciones y recuerdos de extrema violencia, muestran entre sus víctimas a quienes incluso han perdido su identidad, a los arrojados al río, a los desaparecidos.
Aquellos a quienes las madres creyentes deben indagar donde se hayan sus restos, para ofrecerles como homenaje póstumo, una cristiana sepultura.
Carolina Vivas, nos invita a través de la confusión, de la memoria borrosa, de la fábula dispersa, de los lugares y los tiempos yuxtapuestos, a recorrer el calor expresivo y reconocer en la trampa escénica. Ese espacio íntimo, en el que los personajes surgen de un proceso creativo meticuloso y de extraordinario reto interpretativo.
Al profundizar en el sorprendente trabajo de dirección, pudiésemos acercarnos al proceso creativo, en el que sin duda alguna imágenes e improvisaciones escénicas, parten de indicaciones precisas, para alcanzar la magia y manejo de situaciones que estructuran el manejo interpretativo de un texto embriagador.
En el que se reconocen algunas improntas como la danza aérea en telas, el teatro físico, la resonancia de Etienne Decroux, para lograr una escena, poética, impactante, hermosa, La Rebelión, en la cual el fantasma de la victima, aparece colgado de cabeza, mientras se proyecta un vídeo del cielo, como si volase por los aires.
Como lo dicen sus creadores esta obra es un bello sueño escénico que habla de una terrible pesadilla. La autora parte de imaginar las miles de historias que yacen bajo tierra o en el fondo de los ríos-tumba de su país. En ese escenario se encuentra Salvador, uno de los 25.000 desaparecidos de esa violencia, con algunos personajes insólitos: la víctima de un sacrificio indígena, la víctima de un conquistador, las colas de los burros... Desde allí Salvador se rebela contra el destino que le ha sido dado por la dramaturga.
La violencia sin traducirla a un lenguaje artístico. El espectador se va a encontrar con un espacio que se transforma en varias dimensiones y tiempos en donde conviven vivos y muertos en el pueblo de El Olvido.
Hablar de esta pieza, amerita entrar en profundidades mas develadoras, en una segunda entrega, Salvador el personaje y el interprete.