El coach sabe acallar su egoísmo instintivo al menos para el tiempo que dure la sesión, con el fin de poner su coachee al centro de su atención y de descubrir la posibilidad de una versión más avanzada de él. Tiene el fe suficiente como para percibir en la persona que tiene delante, todo el potencial oculto de su interior, listo para explorar. El coach está dispuesto a servir su coachee con el corazón abierto, y con el único deseo válido para poder aportar algo a la vida de alguien; con el deseo sincero de DAR. El coach en cada sesión se convierte en un sirviente impecable para poder concentrarse en escuchar, aceptar, intuir y guiar.
Puede que seas una de esas personas, que siempre consigue lo que desea, ¿pero cómo sabes, que la manera en lo que lo haces es la más adecuada? ¿Cómo puedes estar segura de que no se podría alcanzar tus metas más rápidamente? Tal vez eres capaz de lograr mucho más de lo que crees o de lo que ya tienes y ni siquiera te das cuenta de ello.
No sientes curiosidad de ¿cómo sería tener el apoyo incondicional de alguien, que no te quiere sabotear, que no te envidia, no te ata las manos, lo contrario te da alas, apoyándote en reconocer y usar el potencial dormido que hay en ti? ¿Conocer a alguien, que tiene las herramientas y la actitud correcta para iluminar tu camino hacia la mejor versión de ti mismo? Te sorprenderías de lo satisfactorio que es descubrir y reconocer tu propio validez para lograr no sólo de lo que te sientes capaz, sino lo que nunca creías alcanzable para ti o sea, cualquier cosa, que te propongas.Tu coach no es un mago, ni hace milagros, pero puede hacer, que los milagros ocurran en ti. ¡Permíteselo!