Los Gallos: Taberna exquisita

Por Chicandcheapmadrid @chicandcheapmad
Nos encanta el callejón de Puigcerdá, ya lo hemos dicho en repetidas ocasiones. El ambientazo que se respira siempre en la zona de Jorge Juan tiene su máximo exponente en este estrecho pasaje. Gente joven con estilo pasea arriba y abajo o se detiene a picar algo en cualquiera de las terracitasiluminadas que hacen las delicias, especialmente, de las más acarameladas parejas.


Los sonados afterworks y ricas tapas de Cinco Jotas, las delicias orientales de Zen o el vanguardista espacio y menú de NO hacen de este lugar un escaparate gastronómico único en Madrid. Y en mitad del mismo, brilla con luz propia una suerte de taberna de toda la vida, revestida de elegancia, buen gusto y con una cocina de escándalo a precio quizá más asequible que el de sus vecinos de acera.Los Gallos propone un viaje por la cocina española, desde Canarias hasta Cantabria pasando por Andalucía y Castilla. Así, podemos empezar por unas “papas” arrugadas con mojo picón o un riquísimo salmorejo con virutas de ibérico. Entre la selección de quesos y embutidos destacan la torta de Salamanca o la cecina de León y entre las carnes, el lomo de cebón o la milanesa de la casa son dos apuestas seguras. Para evitar quedarnos con ganas de probar la inmensidad de platos que pueden leerse en su carta, Los Gallos ofrece la opción de pedirlo todo en medias raciones. Es una buena idea si lo que queremos es un tapeo sencillito por la noche y se nota, desde luego, en el ticket. A mediodía, es muy recomendable decantarse por sus guisos o pescados del día, que van desde cremas frías a potajes de siempre y un surtido de productos del mar de calidad excepcional.Cualquiera de los espacios que presenta Los Gallos es ideal para dar buena cuenta de su cocina. La terraza de la planta baja es estupenda para ocupar una mesita íntima y no perder detalle de todo lo que pasa por la calle. En el interior, mesas altas, en plan informal, para tomarse unos vinoscon los amigos. Una claraboya comunica esta parte con la bodega, digna de verse y de disfrutarse con sus múltiples referencias y original arquitectura. La planta cocina es perfecta para aquellos que gustan de otear al chef mientras prepara sus platos y el ático, probablemente el punto más famoso de este restaurante, resulta encantador para comer al sol en verano o tomar una copa por la noche, a modo chill out.

Un picoteo a la carta en Los Gallos con botella de vino rondará los 30 euros por persona. La experiencia de dejarse caer por un local de estas características y con semejante buen hacer en los fogones, no tiene precio.