Los gatos de Paul Klee

Por Nazarinasociacion

Gato

Los gatos siempre formaron parte de la familia Klee. El pintor hablaba de ellos en sus cartas, hay fotografías de él con gatos y los

Felix Klee con Fritzi, su padre Paul Klee y su tía Mathilde (1922)

representó en sus obras. El atigrado Fritzi estuvo muy presente a principios de los años veinte; Bimbo, blanco de pelo largo, le acompañó durante los años de la Bauhaus, en Essau, y un segundo Bimbo se fue con ellos a Suiza en 1933. También se habla de Nuggi y de Mysi, pero no sabemos nada más acerca de ellos.

Su amor por los gatos empezó a una edad temprana en casa de sus padres, donde siempre hubo gatos. Parece ser que el primer Bimbo le seguía por todas partes. Nina Nikolayevna Andreevskaya, la segunda esposa del pintor Vasili Kandinsky, gran amigo de Paul Klee, mencionó en sus memorias “Kandinsky y yo” el amor que sentía Klee por los animales, y en especial por los gatos. “Paul Klee adoraba a los gatos. En Dessau, su gato siempre miraba por la ventana del estudio. Le veía perfectamente desde mi habitación. Klee me dijo que el gato me observaba: ‘No puedes tener secretos, mi gato me lo contará todo'”. No cabe duda de que el gato en el alfeizar era el primer Bimbo, al que también menciona Marina Alberghini en su libro “Il gatto cosmico di Paul Klee”, un título más que apropiado.

En el número 29 de la revista “Tate Etc.” de otoño de 2013 hay un interesante artículo en torno a Klee donde se cuenta que el coleccionista estadounidense Edward M.M. Warburg visitó al artista y a su gato en la Bauhaus de Essau para ver algunas de sus obras. Parece ser que intentó detener a Bimbo cuando este pisó felizmente una acuarela que aún no se había secado, pero Klee se rió y le dijo que dejara pasear al gato por donde quisiera, añadiendo: “Dentro de muchos años, un experto en arte se preguntará cómo conseguí un efecto semejante”.

Gato dormido

Se sabe que Paul Klee pintó 28 obras representando a gatos, pero es sumamente difícil encontrar reproducciones de todas, por lo que solo incluimos seis. También debemos pensar que 28 representaciones de gatos son en realidad poquísimas si se tiene en cuenta que Klee pintó unos nueve mil cuadros. Representó a numerosos animales, no solo a gatos, que van desde perros, pasando por peces y pájaros, hasta camellos.

Gato con pájaro

Quizá su cuadro más famoso representando a un gato sea “Gato y pájaro”, pero hay otro menos conocido titulado “La montaña del gato sagrado” (los reproducimos ambos) que nos gusta particularmente. Lo pintó en 1923, dos años después de unirse a la Bauhaus. Un enorme gato ocupa el centro del cuadro con dos edificios debajo de un sol a su izquierda, lo que nos parece ser una lápida a su derecha y dos personajes debajo. Pero lo más curioso es que hay otro personaje dentro del gato, que por cierto tiene unos magníficos bigotes, un ojo circular y otro triangular. No intentaremos explicar lo que quiso comunicar el artista, pero no deja de ser un cuadro realmente curioso.

Paul Klee nació en Müchenbuchsee, cerca de Berna, Suiza, el 18 de diciembre de 1879, en una familia de músicos. Fue un violinista de talento y la Asociación Musical de Berna le invitó a tocar cuando solo tenía 11 años. Empezó a dibujar muy pronto y en 1898 ingresó en la Academia de Bellas Artes de Múnich. Entre 1903 y 1905 completó una serie de grabados, “Invenciones”, que constituiría su primera exposición.

Paul Klee, su esposa Lily y Bimbo en Berna (1935)

En 1906 se casó con la pianista Lily Stumpf, con la que tuvo un hijo, Felix Paul. En 1910 expuso por primera vez en solitario en tres ciudades de Suiza. Al año siguiente conoció al crítico de arte Alfred Kublin, que le presentó a numerosos artistas, y al invierno siguiente se unió al equipo editorial de la revista “Der Blaue Reiter”, cofundada por Franz Marc (https://gatosyrespeto.org/2014/07/13/marc-franz-pintor-de-animales/) y Kandinsky.

Gata con manchas pelirrojas

Después de un breve viaje a Túnez en 1914, Paul Klee escribió: “El color me posee; ya no necesito perseguirlo, ahora sé que me ha hecho suyo para siempre”. A partir de ese momento se inclinó definitivamente por el arte abstracto. Desde 1916 sirvió en las fuerzas de reserva durante la I Guerra Mundial, pero la muerte de sus amigos Franz Marc y Auguste Macke le afectó profundamente, como puede verse en los cuadros de esa época.

La crítica empezó a considerarle uno de los mejores artistas alemanes del momento a finales de 1917. Firmó un contrato de tres años con el marchante Hans Goltz, lo que le permitió adquirir fama comercial.

La montaña del gato sagrado (1923)

Fue profesor de la famosa Bauhaus de Essau entre 1921 y 1931. En 1923 cofundó “Los cuatro azules” (Die Blaue Vier) con Kandinsky, Alexej von Jawlensky y Lyonel Feininger, antes de viajar por Estados Unidos dando conferencias y exhibiendo sus obras. En esa época expuso por primera vez en París, donde conoció a Picasso, al que admiraba mucho. Fue muy aplaudido por los surrealistas.

Paul Klee con el gato Fritzi y su amigo el pintor Hans Reichel

Empezó a enseñar en la Academia de Dusseldorf en 1931, pero los nazis le despidieron en 1933, y regresó a Suiza con su familia. Solo en este año produjo casi 500 cuadros, entre los que se encuentra la obra maestra “Ad Parnassum”. En 1937, el régimen nazi incluyó 37 obras suyas en la exposición “Arte degenerado” y otras 102 fueron retiradas de colecciones privadas.

Paul Klee y Fripouille (Foto de Felix Klee, 1929)

Paul Klee padecía de esclerodermia, un trastorno autoinmunitario que empezó a afectarle gravemente después de su regresó a Suiza. Falleció el 29 de junio de 1940 en Muralto, Locarno, sin haber conseguido la ciudadanía suiza a pesar de haber nacido en el país al considerar las autoridades que sus obras eran “demasiado revolucionarias, incluso degeneradas”. Sin embargo, le concedieron el pasaporte suizo seis días después de su fallecimiento. Está enterrado en Schosshaldenfriedhof, Berna. Su epitafio, que colocó su hijo Felix, reza: “No puedo ser entendido en el ahora, pues mi lugar se encuentra tanto entre los muertos como entre los que aún no han nacido, algo más cercano al corazón de la creación, pero todavía no lo bastante cercano”.

Una especie de gato (1937)

Portada del libro El gato cósmico de Paul Klee

Para terminar, añadiremos el original y la traducción de un breve poema dedicado al gato en general escrito por el pintor:

Part of the cat: her ear, feeding on spoonfuls

of sounds, her foot taking a run, the run,

her eye, burning inwards, burning

through the thick and the thin.

Her face that forbids all return:

beautiful and a flower,

but bristling with weapons,

and nothing to do with us, in the end.

Parte del gato: su oreja alimentándose de cucharadas

de sonidos, su pata lanzándose a la carrera, la carrera,

su ojo, llama interior, que quema

todo lo que toca.

Su rostro que prohíbe cualquier regreso:

maravilloso, una flor,

pero erizado de armas,

y al fin y al cabo, nada que ver con nosotros.