Los gatos en las pinturas Kalighat de India

Por Nazarinasociacion

Las pinturas o dibujos al estilo Kalighat eran realizadas sobre papel por artistas llamados “patuas” y se vendían en los alrededores del famoso templo Khaligat, dedicado a Kali, en Calcuta, entre el siglo XIX y principios del XX. Es difícil dar una fecha exacta de cuándo nació este estilo, pero por el tipo de papel usado y los primeros cuadros comprados por los europeos, es posible concluir que debió empezar poco tiempo después de la construcción del templo actual, en los años treinta del siglo XIX.

La diosa Shashthi montada en un gato

El templo de Kalighat se convirtió en un importante centro de peregrinaje a medida que creció la popularidad de la diosa Kali, y muchos artesanos se mudaron a los alrededores del templo para vender recuerdos a los visitantes. Los “patuas” eran pintores tradicionales de Bengala que viajaban de pueblo en pueblo con rollos de papel que habían pintado y desplegaban a medida que cantaban la historia a los habitantes. Parece ser que estos y otros artesanos, como ceramistas y carpinteros, fueron quienes inventaron el estilo Kalighat.

Estos dibujos alcanzaron su apogeo entre 1880 y 1890, y la mayoría de los que pueden verse en los museos son más o menos de esta época. A principios del siglo XX, unos comerciantes alemanes descubrieron que las pinturas se vendían por todo el país y empezaron a hacer imitaciones producidas en serie a precios mucho más bajos, haciendo imposible que los artesanos compitieran con ellos.

El Museo Victoria y Alberto de Londres alberga la mayor colección del mundo de estas pinturas, un total de 645 originales; la Biblioteca Bodleian de Oxford, 110; el Museo Gurasaday, de Calcuta, 70; el Museo Pushkin de Moscú, 62, y el Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Filadelfia, 57. Muchos otros museos repartidos por el mundo tienen pequeñas colecciones de estas preciosas acuarelas.

Lo sorprendente, al mirar los cuadros, es descubrir que el gato es el único animal que aparece retratado solo, sin el ser humano. Suele estar en la misma posición, sentado y mirando hacia la izquierda, a veces vestido, y siempre lleva un animal en la boca, en la mayoría de los casos una gamba de buen tamaño, a veces un ratón o un pájaro. No hemos encontrado nada que explique por qué se representaba al gato en solitario y no a otros animales. Algunos avanzan la teoría de que pertenece a las series de “pat” que describían escenas familiares; otros que el gato simboliza al hombre santo que no es capaz de abandonar del todo las tentaciones terrenales. Esta última nos parece una explicación muy simplista para una religión tan complicada como la hindú.

Las dos grandes epopeyas literarias indias, el Mahabharata y el Ramayana, que remontan al siglo V a.C., mencionan al gato. En la primera se habla del gato Lomasa y del ratón Palita, que se salvaron la vida mutuamente y discurren acerca de la naturaleza de las relaciones, sobre todo cuando una parte es más poderosa que la otra. En el Ramayana, el dios Indra se disfraza de gato después de seducir a la bella Ahalya para escapar a la ira de su marido.

También es posible que el cuento de “El gato con botas” tuviera su origen en el Panchatantra, una colección de cuentos sánscritos del siglo V, donde se habla de un gato que intenta hacer fortuna. Y para terminar diremos que la diosa Sasthti, la protectora de los niños, se representa habitualmente con un gato bajo sus pies o montada en un gato. Pero nada de lo anterior explica por qué los pintores bengalíes decidieron representar en numerosas ocasiones a un gato sentado con una gamba en la boca.

Los temas de las acuarelas eran sobre todo dioses, en especial la diosa Kali y escenas de la vida de Krishna. Los “patuas” también describían algunas escenas del islam y del cristianismo. Por ejemplo, la representación llamada “El caballo Duldul”, donde Husein, el nieto menor de Mahoma muere en la batalla de Karbala, fue muy popular. Asimismo, los artistas representaban escenas de la vida cotidiana e incluso famosos escándalos, como el asesinato de Elokeshi por su marido Nabinchandra Banerji cuando descubrió que era la amante del “mahant” (sacerdote mayor) del templo de Shiva en Tarakehwar.

Parece ser que siguen realizándose estas pinturas en los pueblos de Bengala y que la tradición pasa de padres a hijos.