Antes que nada quería desearos todo lo mejor para este año que entra. Espero que paséis una noche fantástica y que el 2012 os depare sólo cosas buenas.
Y ahora me preparo para hacer la última reseña del año, que ha sido poco prolífico en lecturas y en el que no puedo destacar muchos libros, pero por eso soy positiva y espero que en 2012 tenga muy buenas lecturas. Este último, Los girasoles ciegos, lo escogí por recomendación de un usuario que participaba en el reto de Meribélgica y que con este título ya he conseguido completarlo :)
Este libro se compone de cuatro relatos con historias diferentes que tienen un nexo en común: la guerra civil española. En las cuatro historias, en las que a veces se repiten personajes, éstos pertenecen a ambos bandos y nos cuentan sus experiencias, todas muy distintas, pero que también tienen otro punto en común; la derrota que sufren todos, sean del bando que sean y la tristeza profunda que se sufre al vivir una guerra.
La primera historia es la que menos me ha gustado y la que me más me costó leer. El capitán Alegría es el protagonista de este primer relato lento y pausado. Carlos Alegría es oficial del ejército franquista que elige rendirse y entregarse al bando republicano poco antes de que los franquistas ganen la guerra, como una forma de rebelarse contra las atrocidades cometidas por el ejército. La historia es original, pero el estilo en que está contada es lo que me costaba, y no acabé de empatizar del todo.
En la segunda, que es mi preferida y que fue ganadora de un galardón, se relata la huida de un poeta republicano que tiene que huir a las montañas asturianas ya que los franquistas han ganado y teme morir a sus manos. Huye con su mujer embarazada, la que poco después de dar a luz a su hijo, muere a causa del frío y desprotección del sitio. El poeta queda hundido en la desesperación y empieza a escribir un diario con todas las penurias que sufre. Al principio no quiere ni alimentar a su hijo, porque lo que le espera es tan desolador, que para qué va a salvarlo, sin embargo, el poeta aprende a superar sus miedos y empieza a luchar por su vida y la de su hijo. Bueno, la forma en que está contada la historia es abrumadora y sobrecogedora; impresionante.
En la tercera historia Juan Serna, un soldado republicano, es capturado por el ejército enemigo y con la excusa de que conoció al hijo del oficial encargado en juzgarle antes de que éste fuera fusilado, se inventa una historia para hacer creer al oficial y su mujer que su hijo fue todo un adalid. Consigue salvar su muerte por unos días, pero al final se harta de mentir y confiesa que lo fusilaron. Este relato tampoco me acabó de gustar del todo, tampoco conecté con el capturado...
Y por último otra de las historias que más me han gustado en la que se combinan los relatos de dos personajes: un diácono que atosiga a la madre de familia, el hijo de ésta y un narrador que cuenta los sucesos de la historia. Me ha fascinado la combinación de las diferentes voces, es increíble. En este relato aparece una familia, tras la victoria de los franquistas, que intentan ocultar que el padre está vivo, ya que si los ganadores se enterasen, lo matarían. El padre vive en un armario, oculto, y la familia intenta hacer una vida normal, a pesar del diácono, que acosa a la madre.
El tema del libro es muy recurrente pero Méndez consiguió hacer de los relatos algo original y poco visto, con puntos de vista diferentes, con estilos narrativos distintos: todo un ejercicio literario. Me ha merecido la pena únicamente por el segundo y cuarto relato que me han parecido soberbios. Intentaré ver a película porque también tuvo muy buena crítica. Y me despido hasta el año que viene, un beso fuerte.
Nota: 7
Lo mejor: Los diferentes estilos que consigue poner en común el autor y la segunda historia, que me hizo casi llorar, aterradora.
Lo peor: A pesar de los diferentes estilos, el ritmo es demasiado pausado a veces y cansa. Los personajes son muy creíbles pero con algunos no he empatizado nada.