La ley se aprobó el 15 de Diciembre del año pasado, y entró en vigor el mencionado 15 de Marzo de este año. Un tanto confusa, como tantas otras leyes, porque obviamente va cargada de excepciones. Información que me parece muy útil para los extranjeros que no hablan húngaro, y que expongo a continuación, porque más de uno habrá ido tan feliz al supermercado bolsa en mano el pasado domingo y se tendría que dar la vuelta en la puerta con el rabo entre las piernas.
No están afectadas, y por tanto pueden abrir los domingos, aquellos comercios de 200 o menos metros cuadrados de superficie en las que trabaje su dueño o familiares cercanos (negocios familiares). Se excluyen igualmente de esta ley las tiendas cercanas a estadios o estaciones de tren y autobús, aeropuertos, hospitales, tiendas de gasolineras, restaurantes, farmacias, floristerías y panaderías. Los estancos no están excluidos. No se permite la entrega a domicilio de compras on-line. La ley permite a los afectados abrir los 4 domingos previos a la navidad y uno más durante el año, a libre elección. Por otra parte, entre las 22 horas y las 6 horas también deben estar cerrados al público de lunes a sábado.
Para quien no lo sepa, Hungría posee una leyes económicas ultraliberales, como casi todos los países de Europa del este, que sin embargo, en los últimos años, el gobierno conservador de Fidesz, ha comenzado a retocar, causando una gran repercusión en los medios de comunicación internacionales, poco acostumbrados a hablar de este país. En el caso de las grandes superficies comerciales, tienen (mejor dicho tenían) libertad total de horarios, y la mayoría abría las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Aunque ya me había acostumbrado antes a ver en países como Reino Unido a señoras en albornoz haciendo la compra a las 3 de la madrugada, me chocó al llegar a Hungría. Al fin y al cabo, yo venía de una tierra donde el domingo no abre ni una tienda, y muchos menos a la noche, bajo pena de multa.
Pero para entender todo este asunto, hay que remontarse al año 2011, cuando el partido KDNP (siglas de Partido Popular Demócrata Cristiano, Kereszténydemokrata Néppárt) que gobierna en coalición con Fidesz desde 2010 y gracias al cual el gobierno tuvo la mayoría absoluta hasta hace poco, propuso aprobar una ley que obligase a las grandes superficies comerciales a cerrar los domingos, argumentando ser este el día de descanso cristiano. Fidesz lo descartó de inmediato, justificando que la situación económica del país no podía permitirse semejante lujo. El propio primer ministro Viktor Orbán confesó comprar los domingos. Hay que tener en cuenta que, por las encuestas, la ley es bastante impopular. En torno a un 60% se muestra a favor de que los comercios abran en domingo, y algo más de un 30% a favor del cierre. Y eso a pesar de que se calcula que tan solo el 11% de las compras se hacen los domingos.
Sea como fuere, el año pasado el KDNP volvió a la carga y realizó de nuevo la propuesta de su "domingo cristiano". Y esta vez convencieron a Fidesz. Quizás porque ve como su apoyo popular va disminuyendo pese a haber conseguido mayoría absoluta en los dos últimos comicios, y cada vez es más crucial su coalición con el partido demócrata cristiano y sus escaños. Las malas lenguas hablan de que este cierre perjudica al gran comercio, controlado sobre todo por empresas extranjeras, mientras que el pequeño comercio, generalmente en manos húngaras, y al que no se le prohibe cerrar, sale favorecido. Se ha vuelto hablar de otro ataque autoritario al libre mercado, del perjuicio a los consumidores, pero ningún medio parece recordar que también hay trabajadores de por medio. Uno de los argumentos de Fidesz que más coherentes me ha parecido ha sido el de que las vecinas Austria y Alemania llevan años haciendo lo mismo, obligando a las grandes superficies a cerrar los domingos, y no se ha montado tanto escándalo (especialmente en los medios extranjeros) como ahora con el caso de Hungría.
Se habla también del peso que supondrá en la economía, cosa que me parece absurda. Menos ventas y menos recaudación de impuestos, dicen. Claro, si descontamos la facturación del domingo a secas. En realidad lo que sucede es que la mayor parte de estas ventas serán transferidas al resto de días de la semana. La gente sigue comiendo los domingos, y no creo que nadie vaya a dejar de comprarse una tablet, por ejemplo, porque el domingo está cerrado el media markt. Alemania o Austria no se han ido a pique por cerrar los domingos. Ni ningún país. Y la gente se acostumbró enseguida al nuevo horario.
La polémica del cierre los domingos está en casi todos los países, también en España y el resto de Europa. Para le gente es muy cómodo ir de compras el domingo, esto es innegable. Para el trabajador del comercio, no es muy agradable tener que trabajar este día. Yo he trabajado en una grande superficie y sé lo que es esto. Y gracias a Dios no en Hungría. Donde al mirar a la cajera al pagar veo una persona que trabaja de lunes a domingo por unos escasos 300 € al mes. Pues bien merece esta persona descansar el domingo. Y eso que en muchos supermercados ya hay unas máquinas a la salida donde te autocobras la compra. Ojo, que los precios de los artículos son los mismos que en Europa occidental, donde los sueldos se duplican o triplican. Por tanto, estas multinacionales se lo llevan crudo. Con razón han protestado con la boca pequeña.
La británica Tesco, la holandesa Spar o las alemanas Lidl y Aldi son los principales dueños de los hipermercados, y la danesa Jysk, la sueca Ikea y las alemanas Obi y Praktiker lo son de muebles y menaje de hogar. Los supermercados más pequeños son los húngaros CBA y Reál, muchos en realidad franquicias en manos de familias, que no tendrán que cerrar la persiana los domingos. Claro que los dueños de CBA son personas cercanas o afines a Fidesz, también saldrán ganando. Estos son los principales beneficiados por la nueva ley que parece hecha a medida para ellos, y lo que ha generado comentarios y artículos para todos los gustos, algunos sobre que incluso las empresas extranjeras se marcharían de Hungría y venderían sus hipermercados a los dueños de CBA. Como si Tesco fuese a marcharse de Hungría con el negocio tan boyante que tienen. Y si últimamente han cerrado algún supermercado ha sido por otra ley, que prohíbe mantener abiertos supermercados que dan pérdidas constantemente (lo que se considera competencia desleal). ¿No es esta última una ley que incluso fomenta el libre mercado y castiga el monopolio?
Retomando el asunto de los domingos, la solución que beneficiaría a trabajador y cliente existe, claro. Una ley que permita abrir domingos y festivos obligando a contratar a gente exclusivamente para este día. Al fin y al cabo, hay muchos estudiantes y demás gente dispuesta a trabajar este día y ganar algo de dinero. Pero no obligar al currela de medio pelo a trabajar toda la semana. Independientemente de que el domingo sea el día del señor o no. Cada uno que elija si quiere ir a la iglesia o hacer otras cosas.