La sociedad Coloquios de Royaumont decide hacer reunión extraordinaria, pues dos universos (y quizás tres o más) han chocado - dijo Amelia, que a sus escasos 13 años podía poner cara seria y solemne, como lo ameritaba la ocasión.
Como siempre, la sesión iniciaba con una pregunta:
"¿Qué es lo peor que has hecho?"
- No se los voy a contar - respondió Camilo - pero les voy a narrar lo más extraño que me ha ocurrido, lo más inquietante.
- ¿Es esta una reunión de Los coloquios de Royaumont o de la Chowder Society? - reclamó Amelia
- En realidad es ambas cosas y ninguna de ellas - aseveró Arturo que se había mantenido en silencio todo el tiempo -dejemos que Camilo se explique sin interrumpirlo.
Gracias Arturo - respondió con gesto de agradecimiento Camilo y haciendo una mirada picara a Amelia - como saben, he comenzado a escribir algunas historias, pero desde hace días estaba completamente bloqueado. Recordé que un amigo de papá, había sido escribidor, ya saben este que cuenta las historias de los detectives de Aragca. Y decidí ir a visitarlo y contarle mi problema. El caballero me escucho pacientemente y me dijo:
"Te daré un objeto que puede ayudarte, es una especie de amuleto que uso cuando tengo estos problemas, es un Tintero de Oro, que en otra época y lugar fue llamado 'El Zahir' pero en esos días tuvo forma de tigre."
Agarre el objeto que aunque no era más grande que mi puño cerrado, si note que era denso y pesado, lo mire con cuidado y tenía una leyenda grabada:
"pídeme un deseo y lo verás por escrito"y con letra diminuta casi imperceptible pude leer algo perturbador:
"pero todo tiene un precio"Dude un poco, pero el hombre me dijo: "ábrelo y mira su interior".
Efectivamente, desenrosque la tapa del Tintero de Oro y mire a su interior, de repente todo mi campo de visión fue un túnel que me arrastraba, al final del túnel vi una luz.
Y la luz me llamaba y dijo "Ven"
Por alguna razón sentí paz, deje que la luz me absorbiera por completo y la atravesé, fue cuando note que había alguien, un viviente de cuatro cabezas: Al frente era como la de Sven Hassel, la de la izquierda era la de Borges, a la derecha la de Peter Straub y la trasera era como la de Asimov.
Las cuatro cabezas hablaban al tiempo, les pregunté quienes eran, pero ellos respondieron, "te llevaremos ante el Único, el más grande, bebe de su copa y podrás vomitar letras"
En ese momento el viviente de cuatro cabezas se arrodilló ante la Presencia del Único al que llamaron, Gran Jázaro, El Khazar antiguo, en varios idiomas, puede escuchar que decían muy claro en serbio (idioma que no hablo) Milorad Pavić.
El Gran Jázaro me dijo: "somos tus musas, sigue nuestros pasos y nunca nos olvides, toma nuestra copa de vino, no bebas de ella, sino más bien lávate las manos con su contenido. Y así tus dedos podrán domar cualquier letra de cualquier alfabeto, hazlas tus amantes y siempre tendrás textos para entretenerte".
En ese momento El Gran Jázaro y el viviente de cuatro cabezas se hicieron UNO solo y comenzó a opacarse, a perderse, sin darme cuenta estaba yo de nuevo en el túnel.
El escribidor chasqueó sus dedos y dijo: "No cuentes a nadie que viste dentro del Tintero de Oro, tu deber es escribirlo tan pronto como puedas"
Miré mi reloj y solo habían pasado cinco segundos, aunque a mi parecer estuve siglos encerrado en el misterioso talismán.
- Dominus vobiscum, VadeReto, Camilo, ¡que historia nos traes! -dijo Amelia - de seguro el escribidor te hizo oler ayahuasca.
Y todos soltaron la risa con la ocurrencia de la chica.
- ¿Me pregunto que cosas verá el caballero cuando se sumerge en el místico Tintero de Oro? - inquirió Arturo
- Pues tocara leerlo para saberlo, no hay más remedio -sentenció Camilo con gesto intranquilo -porque conociéndolo, creo que es capaz de usar el Tintero de Oro como arma homicida.
- Dominus vobiscum, VadeReto - repitió 3 veces más Amelia en un susurro casi que inaudible.
¿Alguien más siente que algo no está bien desde que Camilo abrió ese Tintero de Oro? - finalmente preguntó Arturo.
Los demás miembros asintieron, pero antes de que pudieran tomar una decisión sobre qué hacer, el Tintero de Oro comenzó a temblar violentamente.
Emitió un zumbido discordante y se abrió de par en par, revelando un remolino de oscuridad que emanaba de su interior.
De la negrura emergió una figura sombría y de aspecto hostil.
Era Zaida, Su rostro estaba cubierto de cicatrices y tenía un ojo vacío y frío como la muerte.
Los miembros de la sociedad retrocedieron aterrorizados, pero Zaida avanzó hacia Camilo y lo miró con desdén.
"Has despertado algo que no deberías haber tocado, muchacho", gruñó con voz ronca.
"El Tintero de Oro es un portal a Mimas, una luna que debería haber permanecido sellada para siempre".
Camilo intentó retroceder, pero sus pies parecían estar pegados al suelo. Zaida alargó una mano huesuda y tocó la frente de Camilo. En ese momento, el joven comenzó a transformarse lentamente. Su piel se volvió pálida como la cera, y sus ojos se llenaron de una mirada vacía y sin vida.
Los demás miembros de la sociedad intentaron intervenir, pero Zaida los detuvo con un gesto. "El precio debe ser pagado", murmuró. "Y tú, Camilo, eres la moneda de cambio. Tu alma estára atrapada en un mundo oscuro y retorcido, en donde yo podré alimentarme de tus angustias por toda la eternidad"