"Y esto, diréis, ¿qué pasaba con los Guerreros de Dios? ¿Qué pasaba con Praga?Praga...Praga apestaba a sangre".
Se terminó la segunda parte de la trilogía husita que está desarrollando Andrzej Sapkowski, una cruzada en el corazón de Europa. Prosiguen las aventuras de Reinmar de Bielau, también conocido como Reynevan, acompañado de sus fieles Scharley y Sansón, esta vez metido ya hasta las trancas en la causa husita y combatiendo a las tropas leales a la Iglesia de Roma.
Y es que en "Los Guerreros de Dios" la cosa empieza a ponerse fea de verdad y la tormenta que azota la Europa Central es descomunal, por lo que Reynevan debe tomar partido y enfangarse. Y esa es la principal diferencia con respecto a "Narrenturm", la primera parte, donde nuestro joven silesio era perseguido por un lío de faldas y su principal obsesión era salvar el pellejo y huir. Ahora no, ahora toca ejercer de espía defendiendo los ideales de Jan Hus y, de paso, sobrevivir a las arriesgadas misiones que le son encomendadas y tratar de averiguar porqué mataron a su hermano y quién estuvo detrás de su muerte.
Como siempre, Reynevan tendrá la mano rota para salir de un lío y terminar metiéndose en otro, una especialidad que se le da casi tan bien como sus conocimientos mágicos. Y, también como siempre, la experiencia de Scharley y la fuerza de Sansón le salvarán el culo en más de una ocasión; afortunado él por contar con semejantes amigos!
Aunque, de vez en cuando, para rebajar esas dosis de radicalismo religioso y sed de sangre porque sí, Sapkowski abre una ventanita y permite que una suave y agradable brisa ventile las estancias, regalando momentos tanto para el humor en formato irónico como para el amor, aunque sea un amor casi siempre interrumpido y sorteador de obstáculos. Y es que el humor negro es sello innegable del autor, lo pueden reconocer perfectamente los que hayan leído la saga de Geralt de Rivia, lectores que también podrán constatar el exhausto conocimiento sobre el folklore y la tradición que Sapkowski utiliza para acercarnos a la magia, muy mezclada con la alquimia y entroncada con la persecución eclesiástica de ciertos volúmenes considerados heréticos.
Como pero, por ponerle alguno, el mismo que ya mencioné en "Narrenturm": exceso de nombres, lugares, información heráldica y que aparezcan con cierta frecuencia fragmentos en latín. Y repito, es por ponerle un pero, porque al fin y al cabo no suponen mayor problema para disfrutar de su lectura. Bueno, mentía, el gran pero es el compás de espera para la publicación de "Lux Perpetua" con el que se cerrará la historia de Reynevan y asistiremos al desenlace de las guerras entre husitas y la Iglesia de Roma.
VALORACIÓN: 8'5/10
- Puedes leer aquí la reseña de "Narrenturm".