LAS TRADICIONES SIRVEN PARA DAR UNA ILUSIÓN DE ETERNIDAD de Patrick Bruel
Ya está, lo entedí. Ya sé por qué en este solar ibérico en el que me ha tocado vivir hay tanto misógino y racista, como suena. No lograba comprender qué lleva a una persona a presentase a otra como superior en función de su raza, sexo o religión. Mucho menos en estos lares, en los que estamos más mezclados que la mayonesa; pero claro, siempre surgía la duda de por qué se corta y queda cada ingrediente por un lado.
En un territorio en el que se han asentado y permanecido durante siglos pueblos de África como fenicios, íberos u omeyas. Al que se añadieron posteriormente celtas, francos o romanos, conformando un solar muy heterogéneo. Más si le añadimos que nos mezclamos, para bien, por todo el continente americano, las Filipinas, Flandes, Sicilia o Nápoles. Pues me parece a mí que, después de tanto batiburrillo, no hay nadie autorizado para reclamar la pureza de nada. Pero en fin, haberlos, ailos.
La tradición es la tradición, y hay quien se agarra a ella como a un clavo ardiendo. A Isabel la Católica (ya le manda, el apodo) -de madre portuguesa- le dio por echar a los judíos. Posteriormente Felipe III expulsó a los moriscos, de foma ordenada, eso sí, durante 4 años. La fe es la fe y, ya se sabe: se cree en dios pero no en las personas. Posteriormente, Carlos III expulsó a la Compañía de Jesús de los territorios de la Corona por meterse en política, después vinieron las guerras carlistas y por fin el exilio de los republicanos españoles. A los gitanos no se los expulsó porque ya lo estaban.
No lo lograba entender. ¿Cómo era posible que siendo todos hijos de una madre y viviendo en el mismo solar siempre surgiera un supremacista? Los moros fuera, lo dicen como si fueran un elemento extraño; los sudacas (pido disculpas de corazón por los términos) a su tierra como si no hubiera sido nuestra casa durante siglos; religión, la católica, añaden, olvidando que durante ocho siglos en este país se rezó mirando a la Meca. Lo dicen quienes recuerdan con nostalgia el águila bicéfala (símbolo de que en "España nunca se ponía el sol") o de la bandera de la Cruz de Borgoña, enseñas ambas del imperio español.
Lo publican 'Nature' y 'Nature Ecology and Evolution'. Los científicos han encontrado pruebas -en Alemania- de que hace 45.000 años el Homo sapiens y Homo neandertalensis se juntaron; en otras palabras: follaron y tuvieron descendencia común. Convivieron juntos durante un tiempo hasta que los neandertales desaparecieron por el acoso y derribo de los sapiens, más modernos y guapos ellos.
Y aquí viene la explicación: los hay que no se han enterado y les predomina el ADN mitocondrial neandertal que les donó su santa madre. Lo siento por ellos, porque ya han pasado años como para conocer que si se los somete a un análisis genético van a quedar mal, pero que muy mal.
Fin, fi, amaiera.