En 1900 los integrantes de la familia Marx Schoenberg que vivían en el 179 de la calle 93 Este eran Sam, Minnie, Leo, Adolph (al que llamaban Adhie), Julius Henry y Milton y los abuelos maternos Levy (que a veces aparece como Louis o Lewi) y Fanny, conocidos familiarmente como Opie y Omie. Y Herbert nacería un año después…
Sam Marx intentaba sacar a flote a su numerosa familia trabajando como sastre, aunque se cuenta que sus cualidades para llevar a cabo dicho oficio no eran muchas y tampoco era demasiado currante. Según Groucho era muy sencillo reconocer por la calle a los clientes de su padre porque llevaban pantalones “con una pernera más corta que la otra” o chaquetas con “una manga más larga que la otra”. Sin embargo, donde Frenchy destacaba era en la cocina lugar, en boca de Harpo, en el que “era un auténtico mago”. De hecho, eran famosas las comilonas que preparaba para conquistar a los agentes teatrales. La otra afición del bueno de Sam era el pinacle, afición que heredó su hijo Leo con nefastos resultados en el futuro.
Pero si los Marx Schoenberg ya de por sí eran numerosos, aún lo eran más a causa de las numerosas visitas que solían recibir. Una de ellas era la tía Hanna (nacida como Hanchen y hermana de Minnie) con su hija Pauline a cuya posterior boda debemos una de las primeras gamberradas de Julius (Groucho) y Adolph (Harpo): arrancaron uno de los urinarios del local donde se celebraba el banquete. Sin embargo, era el tío Al el que causaba más revuelo cada vez que aparecía por la casa de los Marx. Tras pasar por múltiples oficios, Al Shean (que poseía una hermosa voz) llegó a convertirse en uno de los más famosos actores-cantantes de vodevil de la época, además de escritor de obras y sketchs especialmente indicados para este subgénero dramático. Los Hermanos Marx nunca olvidaron sus breves visitas en las que, tras enviarlos a comprar todo tipo de manjares, les entregaba un dólar a cada uno. Y la ambiciosa Minnie tampoco…
Leo (Chico), el más parecido a Minnie en todos los aspectos, hacía lo que le venía en gana contando siempre con el beneplácito de sus protectores padres. A los once años dejó la escuela y dedicaba su tiempo a las pandillas del vecindario metiéndose en peleas o apostando al billar. Con doce años comenzó a trabajar en una fábrica de encajes, pero como allí organizaba partidas de dados, le acabaron despidiendo. Con el juego, Leo no solo perdió más de un empleo, sino también mucho del dinero que debería haber llevado a casa. Los Marx, asustados ante el alocado comportamiento de su hijo mayor, decidieron comprar un piano de segunda mano para que Leo y Adhie tomaran clases.
Ya quedaba muy poco para que el primer Marx entrara en el mundo del espectáculo…
Julius Henry (Groucho) y Adolph (Harpo)