Los Hermanos Marx IX – Los años dorados

Publicado el 24 agosto 2011 por Cinefagos

El 17 de noviembre de 1933 se estrenaba la desternillante Sopa de ganso (Duck Soup) que, aunque no obtuvo el mismo éxito que Plumas de caballo, es considerada una de sus películas más redondas (para mí, una obra maestra) y la que significó el adiós definitivo de Zeppo cansado de ese papel más que secundario al que se le había relegado.

Herbert-Zeppo probaría suerte en el mundo de la hostelería, pasaría por varias agencias teatrales hasta que, finalmente, decidió crear la suya propia en la que dio trabajo a su hermano Milton-Gummo, cuya empresa de ropa había vuelto a quebrar.

Tres días antes de presentarse la citada película, Harpo emprendía una gira por la URSS, propiciada y auspiciada por su amigo Alexander Woollcott, que pretendía reforzar los lazos de amistad entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.

Tras Sopa de ganso la Paramount y los Hermanos Marx decidieron romper su relación laboral. Durante el impás hasta que se produjo su fichaje por parte de la MGM, Groucho y Chico volvieron durante unas semanas a la radio (esta vez a la CBS) y el primero, además, trabajó en la obra Twentieth Century interpretando un papel dramático.

Las timbas de cartas, a las que era (demasiado) aficionado Chico, volvieron a rescatar a los Marx del “paro” cinematográfico en el que se encontraban, puesto que uno de los compañeros jugadores del hermano mayor era, nada más y nada menos, que el productor de la MGM Irving Thalberg.

A Irving Thalberg se le conocía como “The Wonder Boy” porque, a pesar de su juventud, era capaz de convertir en oro cualquier película que producía. Pero este hecho no impresionó a los Marx a los que les molestaba que un tipo de poco más de 30 años estuviera dando órdenes a tres señores que iban de camino de los 50. Se cuenta que, tiempo después, los hermanos le convertirían en víctima de sus gamberradas (lo encerraron en su despacho o utilizaron este para encender una fogata y asar patatas), pero Thalberg se las tomó con gran sentido del humor.

La primera consecuencia visible de la relación contractual entre los Marx y Thalberg fue otra obra maestra: Una noche en la ópera (A Night at the Opera) dirigida por Sam Wood. La verdad es que el proceso de elaboración del guión fue lento y en él intervinieron más de media docena de guionistas, aunque solo George S. Kaufman y Morrie Ryskind (ya os deben sonar) aparecen en los títulos de crédito. Thalberg tenía muy claro que quería lograr una película lo más rentable posible, así que estableció un método de trabajo que consistía en representar delante de un público todo lo que salía de las cabezas pensantes de esa multitud de guionistas. De esta manera se podía comprobar, en directo y antes de su estreno, qué diálogos o situaciones provocaban más o menos carcajadas e ir puliendo el guión progresivamente. Esta ardua tarea duró más de un año, pero el resultado pudo verse el 15 de noviembre de 1935 convirtiéndose en el mayor triunfo de los hermanos en toda su carrera cinematográfica.

A nivel personal Groucho había intensificado sus ataques contra Ruth, pero estas salidas de tono también se hacían extensivas a alguna celebridad de la época. Se cuenta que se encontró con la gran Greta Garbo en un ascensor y, tras un incidente poco afortunado con el sombrero de la diva, le espetó: “Perdone, la había confundido con un amigo que tengo en Kansas City”.

Chico, por su parte, tuvo que romper su romance con Ann Roth obligado por Betty, mientras su hija Maxine disfrutaba de la vida de Hollywood codeándose con grandes estrellas de la época e, incluso, enamorándose de una de ellas: Spencer Tracy. El problema vino cuando su padre, sin cortarse un pelo, le soltó al actor: “¡Mi niña está loca por ti!”

En cuanto a Harpo combatía su soledad de soltero llenando su casa de animales, pero dicha soledad no duraría mucho. El 28 de septiembre de 1936 se casó con la actriz Susan Fleming a la que había conocido cuatro años antes en una fiesta.

Ese mismo año Salvador Dalí conoció a Harpo al que consideraba, junto a sus hermanos, unos verdaderos surrealistas. Tal era la admiración que sentía por el hombre de la bocina que le envió como regalo navideño un arpa con alambre de espino a modo de cuerdas y decorada con cucharas. Harpo escribió:

Querido Salvador Dalí:

He recibido un telegrama de Jo Forrestal diciendo que usted está interesado en mí como víctima. Emocionado ante la idea. El rodaje actual acabará en seis semanas. Si viene al Oeste, estaré encantado de ser embadurnado por usted. Tengo una contrapropuesta: ¿Posaría para mí mientras yo poso para usted?

Feliz año nuevo de un gran admirador de «La persistencia de la memoria»

Boceto de Dalí para la película

Ya en 1937, Dalí visitó a Harpo y, durante los descansos del rodaje de Un día en las carreras, escribieron un guión para una película de 30 minutos que llevaría por título Jirafas en ensalada de lomos de caballo. El citado guión, que nunca llegó a rodarse, era un cóctel que incluía a Harpo cazando enanos con un cazamariposas para llevarlos a un peluquero que les arregla el pelo y el bigote; teléfonos-langosta; ciclistas con piedras en la cabeza; o jirafas ardiendo con máscaras antigás.

La génesis de la siguiente película de los Hermanos Marx siguió el mismo proceso que la anterior. Lamentablemente, Thalberg moría víctima de una pulmonía en septiembre de 1936, pocos días después de iniciarse el rodaje de Un día en las carreras (A Day at the Races). Estrenada el 11 de junio de 1937 con gran éxito, el guión de la cinta fue obra de Robert Pirosh, George Seaton y George Oppenheimer más otros tantos guionistas que no aparecieron en los títulos de créditos. Sam Wood repitió como realizador.

Pero en 1937 también se estrenó una película producida y dirigida por Mervyn Leroy que llevaba por título Una chica con suerte (The King and the Chorus Girl) cuyo guión había sido escrito por Norman Krasna y ¡Groucho! Imagino que las nefastas críticas que suscitó la cinta le desmoralizaron, porque Groucho no volvería a embarcarse en un proyecto de estas características.

Fue en el mismo 1937 cuando Zeppo, por primera y última vez, representó a sus hermanos y les consiguió un importante contrato con la RKO para rodar El hotel de los líos, una versión cinematográfica (dirigida por William A. Seiter) de una exitosa obra de Broadway titulada Room Service de John Murray y Allen Boretz. Morrie Ryskind se encargó de la adaptación, pero está claro que no supo captar la frescura y ritmo del original lo que perjudicó notablemente el resultado final.

Tras el estreno de la película el 30 de septiembre de 1938, Chico y Groucho volvieron a la radio como participantes de un debate en el que compartían mesa con celebridades como Alexander Woollcott, Merle Oberon o Boris Karloff, pero ya en 1939 la MGM iba a contratarlos nuevamente para rodar, en este caso, Una tarde en el circo.

Briony