Los hijos. Crítica de otro libro aún no leído.

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Los hijos. Crítica de otro libro aún no leído.  

La Semana Santa, aunque uno no sea católico, está llena de promesas. Promesas de hacer aquello que no has hecho en lo que va del año: arreglar el pestillo de la puerta que no cierra, mirar el grifo que gotea del cuarto de baño, terminar de escribir aquel artículo que no sabe cuánto llevas escribiendo,… Bien, sean honestos por una vez. No lo van a hacer.

Lo que sí pueden lograr es empezar a leer aquel libro que les regalaron en Navidad y al que aún no le has quitado el plástico, porque así se ensucia menos. Vamos, yo hago eso.

Pero no, no lo hagan todavía. Esperen a leer esta crítica literaria de un libro que aún no he leído (saben que es mi especialidad) para que el libro de los Reyes siga en la mesilla de noche esperando pacientemente su turno, porque voy a conseguir que vayan a la librería a comprarse el siguiente libro: Los hijos.

Si yo fuera gay soñaría con Gay Talesse. Eso sí es un tipo elegante carajo. Es el autor de algunas de las joyas más fascinantes que he leído en mi vida. Su obra Los hijos, que recientemente se ha traducido al español (el original, “Unto the sons”, es de 1992), narra la migración de su propia familia desde Calabria a New Jersey durante la II Guerra mundial, la travesía, el cambio no solo geográfico sino social de una realidad a otra, tensiones políticas, vínculos con un pasado que se desvanece y un futuro lleno de promesas.

¿No los he convencido? Bueno, esperen que tengo más. Talesse es, junto a Tom Wolfe y Capote, uno de los fundadores del Nuevo periodismo, ese estilo con el que tantos soñamos y tan pocos logran. Este periodista del que les hablo, que ya ronda los 80 y pico, y que va siempre con traje italiano hecho a medida, pañuelo en el bolsillo y sombrero de ala ancha, es la perfección de la sintaxis. Y es que no le sobra ni le falta nada. No hay un solo verbo superfluo, una coma buscando sitio o un adjetivo desbocado en sus escritos. Es pura precisión. Y eso me fascina. Me fascina él. Me fascinan sus historias reales poco originales a priori, pero es que él lo que hace es periodismo. Y del bueno.

Y ustedes me dirán que estoy loco, porque aún no lo he leído. Pero es que yo tengo feeling con algunos libros. Y desde que me lo regalaron los Reyes, envuelto en su plástico protector, supe que este tenía magia. Yo esas cosas las siento.

Son más de 700 páginas de libro, para estar entretenidos en Semana Santa tienen, así que espero sus comentarios dándome las gracias por haberles descubierto a este ser supremo. Tengo más libros de él que recomendarles, de hecho me estoy haciendo con todos ellos para ponerlos en un sitio privilegiado de mi biblioteca. No donde tengo el resto, no. Estos merecen estantería propia y que les quite el polvo a diario.

Con eso se los digo todo.